El precio medio del diésel se ha situado en 1,41 euros. Más barato que antes de que comenzase la guerra. Entonces costaba 1,48 euros el litro. Lo mismo ocurre con la gasolina. Ahora 1,57 euros, y el 24 de febrero del año pasado, el día que Putin invadió Ucrania, 1,59 euros el litro.

La tendencia alcista en los precios de los carburantes llegó a su punto máximo en junio del 2022. Entonces costaba un 34% más repostar gasolina que antes de la guerra. El diésel estaba aún peor, se había disparado un 41%. Pero a comienzos del mes de noviembre el diésel rozaba los dos euros. Por aquel entonces había subvención de 20 céntimos por litro, pero ese era el precio oficial.

Ahí comienza el descenso y hoy el precio de la gasolina es más elevado que el del diésel. Eso es debido a dos causas. La primera y más importante: el sector manufacturero a nivel mundial ha entrado en recesión. Las grandes fábricas, las grandes empresas de transportes comienzan a producir mucho menos y ellos son los grandes consumidores de diésel. Como baja la demanda, el precio tiene que bajar. Pero esto no sucede en la misma proporción con la gasolina. Porque la gasolina está mas ligada al sector servicios y al turismo. Sectores que no están en crisis.

La segunda causa que ayuda a que baje el precio del diésel es la llegada a Europa de diésel ruso "encubierto". Rusia no puede vender carburantes a Europa, está sancionada, pero desde hace unos meses ha comenzado a vender diésel a terceros países, para que ellos los revendan a la Unión Europea. Así evitan las sanciones, meten aún más diésel en el mercado y la oferta aumenta mientras la demanda sigue cayendo. Eso explica la fuerte bajada del diésel en las últimas semanas.