El segundo día del Mundial de fútbol en Qatar ha estado marcado por la prohibición de jugar con brazaletes arcoíris. Este mundial está marcado por ser el primero que se celebra en inverno; sin embargo, no es el único que ha organizado un estado totalitario.

La Argentina de Videla y la Italia de Mussolini también organizaron un mundial de fútbol, y en ambas ocasiones la FIFA miró hacia otro lado. El caso más reciente lo tenemos en América Latina: el argentino Jorge Videla calificó su mundial en 1978 como "un mundial para firmar la paz".

La realidad, en cambio, era muy diferente. A tan solo un kilómetro de donde Videla pronunciaba esas palabras, estaba el mayor campo de concentración de la dictadura argentina, la Escuela Mecánica de la Armada, un lugar donde más de 5.000 personas fueron asesinadas.

Videla también influyó en lo deportivo. El dictador llegó a entrometerse en el vestuario de Perú, el rival de Argentina, que necesitaba ganar por más de 4 goles. Casualidad o no, Argentina acabó ganando 6 a 0 a Perú y acabó metiéndose en la final de su primer Mundial.

El segundo dictador que logró tener un mundial fue Benito Mussolini. En 1934, el dictador creía que el Mundial podría ser un escenario perfecto para mostrarle su régimen al mundo. Los jugadores italianos hacían el saludo fascista antes de comenzar los partidos y finalmente lograron ganar la competición, como se había propuesto el Duce. Eso sí, nacionalizando a 5 jugadores extranjeros y contratando árbitros parciales. La tercera clave fue amenazar de muerte a su entrenador: "Usted es el único responsable del éxito, pero que dios le ayude si llega a fracasar", llegó a advertirle.

Mussolini y Videla tuvieron su Copa del Mundo de fútbol. Y Adolf Hitler estuvo a punto. Solo la segunda Guerra Mundial se lo impidió. En el 1936, Berlín fue la sede de los Juegos Olímpicos, pero el nazismo quería más, y tres días después de finalizar los juegos presentó su candidatura a organizar el Mundial de 1942.

Sus rivales rivales eran Argentina y Brasil. La FIFA llegó a visitar las instalaciones de los 3 países y Alemania era clara favorita, pero el 1 de septiembre de 1939, la invasión nazi de Polonia y el estallido de la Segunda Guerra Mundial evaporaron cualquier posibilidad de que el Tercer Reich se convirtiera en sede de la Copa del Mundo de fútbol. Pero estuvo muy cerca de lograrlo.