Doñana no es el único lugar de España donde el saqueo de aguas subterráneas pone en peligro los humedales y lagunas. El Fondo Mundial para la Naturaleza señala otros tres puntos negros en nuestra península: las Tablas de Daimiel (en Castilla La Mancha), el Mar Menor (en la Región de Murcia) y Arenales en Castilla y León.

Las Tablas de Daimiel es el caso más dramático. Allí más de 50.000 hectáreas de cultivo se riegan con agua extraída ilegalmente. Y esto está provocando que cada vez llegue menos agua al Parque Nacional. Según el informe del Fondo Mundial para la Naturaleza el parque resiste gracias a que se aporta agua de manera artificial. El nivel de las aguas subterráneas se sitúa por debajo de los 20 metros de profundidad.

Segundo punto negro: el acuífero de los Arenales, en plena meseta castellana, entre Ávila, Valladolid, Salamanca y Segovia. Allí el año pasado se regaron ilegalmente 25.000 hectáreas. En una zona donde antes se cultivaban cereales y viñedos de secano. Y donde ahora predominan los cultivos de regadío: patatas, maíz o remolacha. Cultivos que necesitan mucha agua. Este robo de agua provoca que la zona de ríos de los Arenales reciban trasvases de agua para no secarse. El Fondo Mundial para la Naturaleza asegura que Los Arenales sigue el mismo camino que recorrió hace años Las Tablas de Daimiel.

Tercera zona en riesgo: el Mar Menor. En este caso el problema es doble. Primero porque también se utiliza el agua subterránea para regar ilegalmente 8.500 hectáreas de cultivo. Y segundo, la agricultura intensiva está contaminando las aguas subterráneas. El nitrato que se echa en los cultivos se filtra a la tierra y termina en las aguas subterráneas. Esas aguas contaminadas terminan en los acuíferos que desembocan en la laguna. El resultado de la catástrofe se vio en imágenes en 2016 cuando la laguna del Mar Menor se tiñó de verde provocando la muerte de toneladas de peces.