Un antes y un después
De la oscuridad al mundo: cómo el apagón de Nueva York ayudó a la expansión del hip hop
Los detalles La noche de caos en 1977 no solo oscureció la ciudad, sino que, entre saqueos e incendios, sembró las semillas de un movimiento musical que cambiaría la historia: el nacimiento del hip hop.

Una tormenta eléctrica, un rayo sobre una estación del río Hudson, y un fallo en cadena que dejó a la ciudad más poblada de Estados Unidos completamente a oscuras durante 24 horas. Lo que vino después fue una noche de caos sin precedentes: 1.600 tiendas asaltadas, 3.700 detenidos, más de 1.000 incendios y pérdidas estimadas en 300 millones de dólares.
Pero aquella noche no solo marcó un antes y un después en la seguridad urbana de Nueva York. También transformó para siempre la historia de la cultura popular. Porque, sin ese apagón, el hip hop quizá nunca habría salido del Bronx.
En plena ola de calor y con una ciudad hundida en los recortes a los servicios públicos, la oscuridad desató una ola de saqueos, especialmente intensa en los barrios más empobrecidos, donde vivían mayoritariamente comunidades afroamericanas y latinas. Los mayores robos ocurrieron en tiendas de música: platos, mezcladores, altavoces, micrófonos… Todo lo necesario para montar una fiesta.
Los protagonistas eran adolescentes que no podían permitirse el lujo de salir al centro, ni siquiera a los bares de su propio barrio. Antes del apagón, improvisaban fiestas callejeras conectando los equipos al alumbrado público.
Y si algo había nacido en esas calles antes que la fama, era una nueva forma de hacer música: coger un fragmento de una canción, repetirlo, alargarlo, hacer bailar a todos sobre ese ritmo. Eso era el hip hop. Lo había inventado DJ Kool Herc unos años antes en una fiesta del Bronx.
Pero fue el apagón lo que democratizó la revolución. La cultura hip hop, hasta entonces limitada a un puñado de fiestas en el Bronx, encontró en esa noche sin electricidad la chispa que la haría estallar. De aquel caos nacieron beats, rimas y movimientos que saltarían de las esquinas del Bronx a los escenarios del mundo.