El ministro Óscar Puente instaba a una desescalada en el tono de la crispación política imponiendo una condición: que el PP diera el primer paso. Sin embargo, su propuesta, emitida con la esperanza de marcar un antes y después en el crispado panorama político, no ha tenido el efecto deseado. Escasas horas después de sus palabras, el panorama político permanece inmutable, evidenciando que el sueño de Puente, uno de los ministros más activos y controvertidos en redes sociales, está lejos de materializarse.
En este contexto de descalificaciones y enfrentamientos continuos, incluso en plataformas digitales, la figura del ministro ha sido centro de críticas por parte de adversarios políticos. La última de estas confrontaciones se ha visto con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, quien no ha tardado en responder a las insinuaciones y desafíos lanzados desde el entorno de Puente, en particular sobre las supuestas amenazas emanadas desde el gabinete de Isabel Díaz Ayuso.
La expectativa estaba puesta en la comparecencia de Puente ante la prensa en el Congreso, después de la Junta de Portavoces, como una oportunidad para demostrar un cambio de actitud. Sin embargo, lo que se presenció no distó del tono ya conocido y lamentablemente habitual en la política española, dejando pasar una valiosa ocasión para evidenciar un compromiso real con la reducción de la crispación.
En las redes sociales, la batalla entre el PSOE y el PP no dio tregua. Un intercambio de acusaciones personales y políticas se hizo viral, con el uso ingenioso de la tipografía de la serie 'Friends' para lanzar dardos el uno al otro, subrayando la profundidad de la división. Más tarde, en el Senado, Óscar Puente enfrentó múltiples preguntas de la oposición, una situación que demostró la persistente preferencia por la confrontación sobre el diálogo, tanto de su parte como de los senadores del PP.
¿Se ha intentado cambiar?
Pedir pruebas, citar testigos... lo que pueden conseguir los partidos al personarse como acusación popular
¿Qué implica? El 'caso Koldo' destaca cómo la acusación popular, exclusiva de España en la Unión Europea, se está utilizando con fines políticos. Partidos como PP, PSOE, Vox y otras asociaciones rivalizan por liderar esta figura.