La ola de violencia que azota Ecuador tiene su origen en las cárceles del país, que no son solo recintos de reclusión, sino 'oficinas' de las bandas criminales.

En Ecuador hay ahora mismo al menos 22 bandas distintas, todas vinculadas al narcotráfico y con presencia en las prisiones, donde hacen negocios. Bandas como Los Choneros, Los Lobos o Los Tiguerones controlan desde dentro la oferta y demanda de camas, comida, drogas y armas, todo ello con la complicidad de funcionarios penitenciarios corruptos.

La crisis penitenciaria de Ecuador no es nueva, pero la conexión entre el narcotráfico y las prisiones exacerba la situación. Desde 2021, motines y enfrentamientos entre bandas han dejado un rastro de muerte, llegando a morir en un solo día 116 presos en un enfrentamiento entre bandas en una prisión. Las cárceles, superpobladas y con pocos recursos, son el caldo de cultivo perfecto para la violencia y los disturbios siempre se trasladan a las calles.

Las bandas mandan y para parar la violencia en las calles, la petición la hacen los narcos desde la cárcel. La figura de Adolfo Macías, conocido como 'Fito', se erige como símbolo de la problemática. Su fuga desató la actual espiral de violencia y, aunque pidió su cese, días después y desde dentro de una prisión se ordenó asesinar a un candidato la Presidencia del Gobierno.

Desde entonces la violencia ha ido escalando con fugas, motines y asesinatos, en prisiones en las que hay un déficit de personal del 70%, por lo que es el Ejército el que las interviene cuando hay problemas graves. En los últimos días hemos llegado a ver a los reclusos secuestrando y asesinando a funcionarios y a las bandas amenazando a altos cargos institucionales, lo que pone en duda que la situación se solucione a corto plazo.