Eugenio Pino fue el máximo responsable de la policía política, el cabecilla de las operaciones policiales turbias. En 2012, con el PP en el poder, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, le eligió para el cargo de Director Adjunto Operativo de la Policía (DAO), el policía que más mandaba entre los suyos.

Pino puso en marcha una frenética labor de operaciones encubiertas. Llevaron a cabo operaciones contra líderes del independentismo catalán: caso Pujol y Operación Cataluña. También operaciones para desacreditar a Podemos como el Informe Pisa. También operaciones para lavar los trapos sucios del PP: el caso Aiko y la operación más grave, la Kitchen.

Eugenio Pino se jubiló en junio de 2016, pero antes Fernández Díaz le recompensó por los servicios prestados y le condecoró con la Medalla de Plata al Mérito. Una de las más altas distinciones a la que puede aspirar un Policía y que también significa un 15% de su sueldo de forma vitalicia.

En 2019 le tocó declarar ante el juez García Castellón por la Kitchen. Allí admitió la existencia de una operación de espionaje a Luis Bárcenas, pero siempre defendió que de Kitchen nada, que todo fue legal y con pleno conocimiento del ministro del Interior y de su segundo. También tuvo que pasar por la Comisión de Investigación del Congreso y allí se quedó mudo.

¿Y qué es de él ahora? Estaba tan metido en el fango que al final no se ha podido librar del peso de la justicia: le ha caído solo un año de cárcel y una multa de 7.200 euros por su implicación en el caso pendrive de los Pujol. Entregó información de origen ilícito al CNI sobre Jordi Pujol Ferrusola. Aún puede tener más problemas con la justicia porque podría ser procesado por la Kitchen.