El sarampión es la enfermedad infecciosa más contagiosa de la que se tienen registros. Algunos inmunólogos y doctores han comparado la variante ómicron con el virus causante del sarampión, pero, ¿qué hay de cierto en ello?

La comparación nace por las palabras del cardiólogo Jonathan Reiner en la CNN, donde se atrevió a asegurar que esta variante del coronavirus es tan contagiosa como el sarampión.

Sin embargo, lo cierto es que aún no hay datos que equiparen la capacidad de infectar del sarampión a la de la variante ómicron. Tan solo sabemos que una persona infectada con sarampión tenía la capacidad de infectar como máximo a 18 personas antes de que la población mundial se vacunara. Una persona infectada con ómicron, en un mundo sin vacunas, según primeras estimaciones británicas, podría infectar a unas diez personas.

Aunque no se puede afirmar que sea tan contagiosa como el sarampión, se sabe que es mucho más contagiosa que cualquiera de las variantes previas. Cada contagiado con la cepa original infectaba a 2 o 3 personas, con la variante Delta entorno 6 y 7 y ómicron entre 9 y 10. Sin embargo, esta capacidad de infección se daría en un mundo prevacunas.

Podríamos afirmar así que, si la variante ómicron en su transmisibilidad hubiera sido la primera que salió los datos de contagiados hubieran sido mucho más elevados de los que fueron y, por proporción, hubiera habido más posibilidad de casos graves y de muertos. Lo vivido se habría multiplicado por tres.

El motivo de la rapidez de expansión de esta variante es que el virus ha mutado adaptándose a una época de mayor contacto social, y en un periodo en el que las vacunas bajan un tanto su efectividad y el frío que nos hace estar en interiores.