Rusia sigue negando que sus soldados hayan ejecutado civiles en la localidad de Bucha, muy cerca de Kiev. No contaban con que el 'New York Times' obtuviera las pruebas: imágenes captadas por un satélite el 11 de marzo, cuando las tropas rusas aún ocupaban la ciudad. En una sola calle, pueden contarse hasta 11 cuerpos tendidos en el suelo.

Niegan los crímenes de Bucha como hicieron con el bombardeo de la maternidad de Mariúpol. Así es el mundo paralelo en el que Rusia quiere que vivamos.

Otro ejemplo de esa negación también en Mariúpol, en el ataque al teatro. Ese bombardeo a este lugar que tenía escrita la palabra niños. Rusia asegura que ese ataque lo hicieron los propios militares ucranianos que estaban escondidos dentro y para demostrarlo entrevistan a civiles, pero en ningún momento esos civiles hablan de combatientes ucranianos.

En ese vídeo no dicen que sean civiles ucranianos pero sí hay declaraciones que los rusos difunden como de civiles ucranianos culpando a sus compatriotas. Lo hemos visto en el caso de Járkov, una ciudad arrasada por los rusos y en la que encuentran a una mujer en un refugio y les cuenta que los culpables son ucranianos. Unas imágenes emitidas en televisiones rusas.

Hay otros ataques a objetivos civiles que no niegan pero que sí justifican. Es el caso de Jersón. Los rusos explican que han atacado escuelas porque son cuarteles de soldados ucranianos nazis. Ellos graban vídeos para demostrarlo: en la primera estancia no hay nada, en la segunda, una clase vacía. Pero en ese momento el vídeo se corta y aparecen imágenes donde hay armas e insignias de la extrema derecha.

La oposición siria se gaseó a sí misma, los cascos blancos eran Al-Qaeda, Navalny enfermó por culpa de la medicación que tomaba y la inteligencia de Estados Unidos mentía cuando decía que Rusia estaba a punto de atacar Ucrania justo antes de que lo hicieran. Este es el mundo paralelo en el que Rusia quiere que vivamos. Este es el mundo paralelo donde viven los nuevos negacioncitas.