Las ministras Irene Montero y Ione Belarra acusan al presidente Pedro Sánchez de haberlas expulsado del Gobierno. Un adiós cargado de polémica que rompe con la tradición de traspasos amigables y deja al descubierto las grietas en la coalición gubernamental.

El tono de despedida de Montero y Belarra contrasta con la historia de cambios ministeriales en España. En los traspasos anteriores, incluso entre partidos políticos diferentes, siempre predominó la cordialidad. Sin embargo, esta vez, las despedidas de las dos ministras de Podemos se tornaron en acusaciones directas hacia Sánchez, marcando un inusual final.

Históricamente, las crisis de Gobierno han llevado a la salida de ministros, como ocurrió en 2002 bajo el mandato de José María Aznar, cuando nueve ministros fueron destituidos. Aunque hubo quejas, la mayoría aceptó la decisión con deportividad. La situación actual, sin embargo, parece desmarcarse de esa tradición de respeto institucional.

El cambio de carteras entre Rajoy y Sánchez tras la moción de censura también se caracterizó por la calma y los buenos deseos. En contraste, la salida de Montero y Belarra revela tensiones internas y descontento. Un acto que, lejos de ser un traspaso rutinario, deja al descubierto las divisiones en el seno del Gobierno, evidenciando un distanciamiento notorio entre el presidente y las salientes ministras.