Se cumplen 24 horas de la movilización anunciada por Putin y las llamadas a los centros de reclutamiento ya se han extendido en diferentes puntos del país. Algunos han mostrado su satisfacción por la llamada, brindando incluso con alcohol antes de subirse a esos autobuses, como se puede ver en el vídeo principal de esta noticia.
Medios locales rusos han emitido también imágenes en las que se ven a decenas de personas que han sido reagrupadas y trasladadas en aviones. En Chechenia un vídeo difundido en Telegram por un bloguero disidente muestra también a cientos de hombres jóvenes dirigiéndose hacia las instalaciones militares, aunque no todos lo han hecho de forma voluntaria.
Así, se han podido ver lágrimas y abrazos desconsolados para despedir a los rusos que han sido reclutados a la fuerza. Niños pequeños, que hasta ayer hacían vida normal, hoy han tenido que decir adiós a sus padres a través de la ventana del autobús. No saben cuándo podrán volver a ver a sus familiares y muchos en Rusia no entienden cómo han llegado hasta ese punto. Es la primera vez que vemos como la guerra impacta entre la sociedad civil rusa.
De esa rabia e incomprensión nacen reacciones como como la de un grupo de hombres rusos en la región de Daguestán que se han enfrentado a una mujer de la junta de reclutamiento que les exigía que se alistaran para defender a su país. Algunos le han recriminado que tengan que ser ellos los que renuncien a sus vidas para defender los intereses personales de Putin. Es la prueba de que el presidente ruso ha declarado la guerra a su propio país.
Según un estudio
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