Francia ha logrado contener a la ultraderecha gracias al cordón sanitario y al Nuevo Frente Popular, integrado por La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, el Partido Socialista, los Verdes y los Comunistas. Sin embargo, surge la necesidad de elegir un nuevo primer ministro, dado que Mélenchon, líder de La Francia Insumisa, ha sido descartado por varios motivos.
Mélenchon enfrenta críticas por su estilo autoritario y falta de democracia interna, lo que ha causado divisiones dentro de su partido y en la sociedad francesa. Estas críticas se intensificaron con su respaldo a Adrien Quatennens, su exnúmero dos, quien fue acusado de violencia machista y luego readmitido en el partido tras cumplir una condena, generando protestas y cuestionamientos éticos.
Además, Mélenchon ha sido criticado por su confrontación con la policía durante un registro en la sede de su partido, lo que llevó a la Fiscalía de París a abrir una investigación, y por su postura euroescéptica junto con su propuesta de retirada de Francia de la OTAN.
A pesar de que Mélenchon centró la campaña del Nuevo Frente Popular en medidas sociales como el aumento del salario mínimo a 1.600 euros, la reinstauración del impuesto a las grandes fortunas eliminado por Emmanuel Macron, la cancelación de la reforma de las pensiones y el poner límites a los precios de productos básicos, su gestión ha llevado a los socialistas y ecologistas del Frente Popular a descartarlo como candidato a primer ministro.
En este escenario, emerge Olivier Faure, líder del Partido Socialista, como una alternativa para liderar la coalición hacia las próximas elecciones.
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