El caluroso clima del Mediterráneo aparece como rojo en todos los mapas en estas fechas. Ese color implica que la temperatura del agua del mar está entre cuatro y seis grados por encima de lo que debería para un mes de julio. Su máxima se suele alcanzar en agosto, pero este año ya hemos batido el récord.

Un Mediterráneo tan caliente nos afecta ya mismo, pero en el futuro también. La consecuencia es que podemos ver imágenes de huracanes como las que vemos en zonas del Atlántico, aunque no se llamarían huracanes: son medicanes.

Estos fenómenos atmosféricos son más pequeños que los huracanes, pero generan vientos huracanados de más de 120 kilómetros por hora.

El planeta en general está sufriendo anomalías de temperatura; para el centro europeo, sube casi seis grados. Además de las temperaturas, otros factores pueden formar medicanes, como el aire frío aislado en altura o la borrasca en superficie, que podría convertirse en un ciclón mediterráneo con características tropicales, es decir, un medicane. Otro de los ingredientes es si no hay viento en las capas verticales, pero sí en el agua.

Los medicanes se forman a finales de octubre y durante el invierno. La última borrasca medicane fue en 2021. El primero de todos fue en 1969. Suele haber uno o dos medicanes cada año. Cuando tocan tierra, dejan vientos huracanados e inundaciones.