Estar en busca y captura, en ocasiones, no es suficiente para tratar de tener un perfil bajo en el ámbito público. Lo que parece sacado de un guion de película es, en realidad, un asombroso hecho: un asesino en serie es ovacionado en un concurso de televisión en Francia. El hombre, responsable de tres asesinatos y múltiples violaciones, se presentó ante las cámaras mientras era activamente buscado por la policía. Este acto desafiante pone de relieve la audacia de algunos criminales que eligen no esconderse, sino todo lo contrario.

El caso es esperpéntico. Las autoridades cuando descubrieron, años después, la verdadera identidad de un participante en un programa de televisión. Un hombre, que había cometido graves crímenes, se mostró ante el público sin el menor atisbo de ocultación, participando con su nombre real y enfrentándose al escrutinio público sin temor.

Pero, por asombroso que parezca, no es el único caso. La historia se repite en Estados Unidos, donde un fotógrafo de 35 años, ya buscado por la ley por violaciones y un asesinato, apareció en un programa de citas televisado. Este giro macabro en la búsqueda de nuevas víctimas revela una faceta aún más siniestra de la psique criminal, mostrando la facilidad con la que estos individuos pueden mezclarse en la sociedad.

Otro ejemplo perturbador proviene de un programa estadounidense donde exdelincuentes compartían sus historias de arrepentimiento. Entre ellos, un hombre que, mientras proclamaba su cambio, continuaba cometiendo asesinatos, una dualidad que confunde y desafía nuestro entendimiento de la rehabilitación y la naturaleza humana.

En la era de las redes sociales, este fenómeno ha tomado un nuevo giro. Un individuo, perseguido por el FBI y la Interpol durante 17 años, se mantiene en contacto con el mundo a través de TikTok, desde Rusia. Con más de 200.000 seguidores, este fugitivo comparte su vida diaria.