La moción de censura presentada hoy por Vox en el Congreso parecía condenada a usar, tirar y ser olvidada de inmediato y, sin embargo, ha generado un terremoto en la política española.
Pablo Casado ha aplastado a Santiago Abascal. Y es que el líder del PP "se ha alejado tanto de la ultra-derecha que durante unos minutos Casado parecía Merkel", como ha afirmado Blázquez en laSexta Clave. Pero, ¿es un disfraz?, ¿se lo quitará pronto?
Esa apisonadora que Casado ha pasado por encima de Abascal en el Parlamento ya está teniendo consecuencias. En concreto tres: la tensión en las derechas, el guiño del Gobierno y el miedo entre los socios de la investidura de Sánchez.
La primera de ellas es que los populares siguen dependiendo de los votos de Vox para mantener muchos de sus gobiernos. Los cargos de Díaz Ayuso en Madrid, López Miras en la Región de Murcia y Juanma Moreno en Andalucía están en manos de la extrema derecha. De hecho, el partido de Abascal ya ha dado un toque a los 'populares' en esta línea y ha suspendido hoy una reunión con el PP para hablar de presupuestos. Según ellos, por falta de tiempo.
Su relación va a cambiar. De momento, el PP andaluz ha borrado de su cuenta de Twitter un mensaje en el que dejaban claro su 'no' a Vox. También habrá que poner especial atención a algunos Ayuntamientos gobernados por el PP. A los alcaldes de Madrid, Zaragoza, Teruel, Palencia o Almería les esperan días tensos. Vox puede hacerles la vida muy difícil en una veintena de ciudades.
La segunda consecuencia del movimiento de Pablo Casado es, sin duda, el guiño del Gobierno. Pedro Sánchez ha anunciado que congelará la polémica propuesta para reformar el Poder Judicial si el PP se presta a negociar la renovación.
No es el único acuerdo pendiente entre el PP y el Gobierno. Los vetos han impedido nombrar a un nuevo Defensor del Pueblo o renovar la cúpula de Radiotelevisión Española. Y, por supuesto, los presupuestos generales del Estado siguen en el aire. La pregunta ahora es si se sentará el PP al menos a escuchar al Gobierno.
Pero eso podría llevar a la tercera consecuencia: el miedo en algunos de los partidos que llevaron a Sánchez a la Moncloa porque, ¿podría el Presidente intentar acercarse al PP?
Por ejemplo, uno de los temores de Pablo Iglesias es que llegue un día en que Pedro Sánchez ya no le necesite. Opina que con la actual configuración de bloques en la derecha tiene imposible su llegada al poder, pero también sabe que un PP que ha soltado la mano de Vox y un Ciudadanos más centrado puede abrir las puertas a nuevas formas de gobernabilidad. "Es consciente de que Podemos solo está en el Gobierno porque al PSOE no le queda otra, tiene miedo de que Sánchez pueda volver a elegir", ha expresado José Enrique Monrosi.
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