Difundir bulos nunca ha sido tan fácil. Hay empresas especializadas en ello que ganan millones de euros por desinformar. Un ejemplo: el emú de una famosa 'influencer' estadounidense que comparte sus vídeos con millones de seguidores en TikTok. Una de estas fábricas de desinformación, para demostrar a sus clientes de lo que era capaz, publicó en redes sociales que el animal había muerto y lo acompañó del hashtag 'RIP_Emmanuel'. En cuestión de minutos un ejército digital de bots, de cuentas falsas controladas por esta empresa, expandió la noticia por las redes sociales. La dueña del Emú al enterarse corrió asustada hasta su granja para comprobar lo que decían las noticias. Pero no, el emú estaba vivo. Era falso y tuvo que desmentirlo en redes sociales, aunque el bulo ya viajaba por millones de países de todo el mundo.

Esa campaña, la del emú, la hizo una empresa de Israel que presume de haber intervenido en 33 campañas electorales. En 27 de ellas con éxito. Tres periodistas han entrado en sus oficinas. Fingieron ser clientes y querer manipular unas elecciones. Se reunieron con Tal Hanan, un exagente israelí que promete un ejército de 39.213 perfiles falsos a tu servicio. Perfiles de Twitter, Linkedin, Facebook, Telegram, Gmail, Instagram, Youtube. Algunos con tarjetas de crédito, cuentas de Amazon, Airbnb, criptomonedas, para que parezcan reales. ¿Cómo los crean? Se inventan un perfil falso, con una foto robada, con su pareja falsa y con su cuenta de correo y teléfono. Un perfil que ya puede desinformar y colar mensajes en redes

Pero, ¿cómo siembran el caos dentro de gobiernos? Manipulando sus conversaciones. También hackean Telegram, un WhatsApp muy extendido entre políticos. La empresa se coló así en el teléfono de un asesor presidencial africano y enviaron un mensaje a un contacto al azar. Enviaron un “¿cómo estás cariño” y a ver qué pasaba.

No se quedan ahí. También controlan los medios. Uno de los presentadores franceses más veteranos ha sido apartado por descubrir que colaba noticias falsas creadas por los israelies. Lo hacía en el ultimo momento para saltarse los controles. Él dice que fue un error.

Todo esto, ¿cómo se resume? En un ejemplo. Un esquema que enseñan de una operación contra la Cruz Roja. Para atacar, primero se crean periodistas falsos. Después, se publican artículos como este: “Cruz Roja patrocina el terrorismo en Burkina Faso" y se difunde sin parar por las redes para que se haga un problema nacional, internacional, para que la víctima tenga que dar explicaciones. Este ejemplo concreto ellos se lo atribuyen, pero no hay pruebas de que lo hicieran. Pero sí que durante la cámara oculta de los periodistas hay una frase especialmente terrible del creador de uno de estos imperios de la mentira: “la diferencia entre una mentira y la verdad son 18 meses” y unas redes. A los periodistas, para interferir en las elecciones les pidieron entre seis y 15 millones de euros. Aunque en 2015 parece que lo hacían por mucho menos. Salía por 140.00 euros.