Aunque la tesis oficial del cambio de sede del PP es dejar atrás su pasado de corrupción, lo cierto es que hay otra gran razón que explica la mudanza de Génova 13: el partido está en bancarrota y arrastra una deuda cercana a los 40 millones de euros.

El periodista Josué Coello ha buceado en las cuentas del partido, que son públicas en su página web: de acuerdo con las últimas publicadas, de 2019, la formación debe 38,2 millones de euros, de los cuales 22,9 millones corresponden solo a hipotecas.

Precisamente la sede de Génova es la que mayor carga hipotecaria genera al partido, ya que le quedan por pagar 10,3 millones de euros de la hipoteca a 30 años que pidió el año 2006. A esta se suman las deudas hipotecarias que acumula en otras sedes por 11 millones de euros.

Pero es que, además, en el último año se ha disparado la deuda del partido por un motivo fundamental: las campañas electorales de 2019. Así, mientras que la deuda del PP en 2018 era de 25,4 millones, en 2019 creció hasta los 38,2 millones, debido sobre todo a los gastos electorales de ese año, en el que hubo varias convocatorias en las que el partido gastó 14 millones.

Además, al empeorar sus resultados electorales, el PP ha obtenido menos dinero público y subvenciones. En 2018, cuando el partido gobernaba, esas subvenciones eran mucho mayors: 39,2 millones de euros que se vieron reducidos a 31,2 millones en 2019.

La situación económica del PP es tal que también ha puesto a la venta otras dos sedes: la de Bilbao -también 'manchada' por el dinero de la caja B- y la de San Sebastián.