La salud de Biden
Joe Biden, "apto" para ser presidente de EEUU: "sano y vigoroso" a pesar de sus lapsus
El chequeo médico es claro: el presidente de Estados Unidos goza de buena salud a sus 80 años. Lo ha publicado la Casa Blanca. Pero en más de una ocasión han saltado las alarmas.
El Presidente de los Estados Unidos es "apto" para gobernar. Al menos eso dice el informe oficial sobre la salud de Joe Biden. Según su médico, el presidente sigue siendo un hombre sano y vigoroso de 80 años. Apto para desempeñar con éxito las funciones de la presidencia.
El informe también cuenta que Biden tiene una arritmia, reflujo o alergia en primavera. Pero que no hay ningún problema médico para que siga como presidente.
¿Y por qué han hecho este informe? ¿Por las dudas suscitadas en los últimos mese sobre su salud? No. Porque lo hacen cada año. ¿Y es fiable? Se supone que sí pero hay antecedentes que nos hacen dudar: Por ejemplo, el médico de Trump contó años después de trabajar para él que le había dictado lo que tenía que poner en sus informes. Otro ejemplo: a Reagan le diagnosticaron alzhéimer justo en cuanto dejó de ser presidente y hay sospechas de que empezó antes pero se ocultó. Y si nos vamos más atrás, aún más dudas: John Fitzgerald Kennedy asumió la presidencia con hipotiroidismo y fuertes dolores de espalda y nunca apareció en sus informes. De Theodore Roosvelt nadie contó su enfermedad cardiaca y su hipertensión.
De momento y hasta que se demuestre lo contrario, Biden está sano y vigoroso. Eso dice su informe pero en estos años en la Casa Blanca ha dejado imágenes preocupantes. Son lapsus, despistes en los que en casi todos los casos el momento es similar: algún acto público en el que Biden hace un discurso y, cuando termina, se gira completamente desorientado. No sabe qué hacer, adónde ir. Eso en el mejor de los casos porque también tiene momentos inquietantes: cuando termina su discurso y en vez de quedarse desorientado, empieza a saludar a la nada. Extiende la mano pero no hay nadie. Y está así un rato hasta que se vuelve a ubicar. Esto cuando deja de hablar porque también ha tenido muchos lapsus en sus discursos. Por ejemplo, cuando dijo que tenía cáncer. Y cáncer no tiene. O por lo menos no lo pone en el famoso informe.
"Es por eso que yo y tantas otras personas con las que crecí tienen cáncer, y por qué durante mucho tiempo Delaware tuvo la tasa de cáncer más alta de la nación," dijo Biden ante los medios.
La Casa Blanca tuvo que salir después a aclarar que el presidente estaba sano. Se ha caído también de una bicicleta, por suerte no le pasó nada. Y se ha quedado dormido en público más de una vez. Esta hace poco, en los discursos de apertura en la cumbre del clima.
Los ejemplos son muchos. En un acto empezó a llamar a una congresista que había fallecido dos meses antes, en otros ha confundido Irán con Ucrania o Colombia con Camboya, o el instante en el que afirmó en público que su hijo murió en la guerra de Irak, cuando en realidad falleció en Estados Unidos por un tumor cerebral.
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