Uno de cada tres israelíes ya ha recibido al menos una de las dos dosis de la vacuna contra el coronavirus. El 29% de la población está ya vacunada con la primera dosis, y el 13% ya ha recibido la segunda.

En Israel están vacunando a todos los mayores de 16 años, sin tener en cuenta los grupos de riesgo, pero, ¿qué consecuencias tiene una vacunación tan avanzada en la lucha contra la Covid?

La primera, y más obvia, es el descenso de los contagios. Su curva epidemiológica está cayendo en picado, aunque es cierto que el país se encuentra confinado desde principios de enero.

Sin embargo, las muertes no han bajado. En las últimas 24 horas han notificado los peores datos de la pandemia aunque, como ya sabemos, el número de muertes es el último en disminuir cuando la situación epidemiológica mejora, por lo que podrían tardar unas semanas en descender.

Tres estudios ya demuestran que las vacunas están teniendo influencia en la situación de la pandemia en Israel. El primero de ellos ha confirmado que la vacunación en mayores de 60 años ha disminuido considerablemente tanto los contagios como las hospitalizaciones. De hecho, tan solo un día después de recibir la segunda dosis ya habían caído en esta franja de edad en torno a un 60%.

Otro estudio realizado por el Hospital de Tel Aviv sostiene que 98% de su personal médico vacunado con la segunda dosis tiene más anticuerpos que una persona que una persona que haya superado el coronavirus.

El estudio más interesante afirma que solo 20 de las 128.000 personas vacunadas se infectaron de la enfermedad.

Pero, ¿cómo ha conseguido Israel alcanzar esa velocidad en la vacunación? El Primer Ministro se tomado la campaña de vacunación como una campaña electoral, ya que los comicios son a finales de marzo, cuando pretende tener a toda la población vacunada. Además, Israel tiene uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo.

Sin embargo, hay que tener en cuenta otro factor muy importante para entender esta rapidez. Israel está pagando el doble por las vacunas de Pfizer lo que ha pagado la UE.

Además, está cediendo datos de los vacunados a la farmacéutica, como sus efectos secundarios, datos muy interesantes para Pfizer, ya que Israel es el primer país que tendrá resultados reales fuera de un ensayo. Pfizer, sin embargo, sostiene que no da nada a cambio de esos datos.

No obstante, los contratos son muy herméticos y es imposible conocer al detalle los acuerdos a los que llegan los Estados con las farmacéuticas.