La carrera por el puesto de president de la mesa del Parlament de Cataluña es un puesto clave ahora el escenario político de la región. Este puesto, ocupado en el pasado por figuras como Carme Forcadell, Roger Torrent o Laura Borràs, se erige como un elemento determinante en la próxima etapa política catalana.
El nuevo president del Parlament no solo tendrá la responsabilidad de dirigir las sesiones parlamentarias, sino que también jugará un papel fundamental en el proceso de investidura del próximo president de la Generalitat. Con la capacidad de proponer al candidato para la investidura, esta figura influirá directamente en el rumbo político de Cataluña, decidiendo quién obtiene la primera oportunidad de presentarse ante el Parlament, es decir, si Salvador Illa o Carles Puigdemont, si PSC o Junts.
Además, el president de la mesa del Parlament y su equipo tendrán el poder de controlar qué temas se debaten en los plenos, el orden de intervención de los partidos y la admisión de iniciativas legislativas, es decir una mesa con una mayoría no independentista podría bloquear cualquier iniciativa independentista y al contrario. No sería la primera vez, lo vimos con Carme Forcadell que fue clave en 2017, ya que admitió a trámite las leyes de desconexión, permitió el pleno donde se declaró la independencia y terminó en prisión y condenada por el Tribunal Supremo por su "papel decisivo", como dijo la sentencia del procés.
Con la fecha límite del 10 de junio para la constitución del Parlament, los partidos se encuentran inmersos en intensas negociaciones y alianzas para asegurar la mayoría necesaria (68 escaños o más síes que noes en la segunda vuelta) para elegir al próximo president de la mesa. En un escenario donde la mayoría independentista ya no es garantía, se vislumbra un panorama político complejo, donde pactos entre distintas fuerzas (tripartito, pacto entre PSC, PP y Comunes o una mesa sin independentistas) podrían definir el futuro de Cataluña antes incluso de la investidura presidencial.