Pelo para todos. Es la promesa electoral de un candidato a las elecciones de Corea del Sur: se trata de Lee Jae-myung, del Partido Demócrata, que ha asegurado que, si gana las elecciones, los implantes capilares correrán a cargo de la sanidad pública. Ello, en un país de 50 millones de habitantes donde, según calcula el candidato, cerca de 10 millones tienen algún problema de calvicie.

¿Podría hacerse algo así en España? En nuestro país, se calcula que el 42% de la población sufre problemas de alopecia, pero el sistema público español no cubre estos implantes capilares.

De hecho, sorprendería que lo hiciera, porque nuestra Seguridad Social tampoco cubre el dentista: algunas comunidades autónomas se lo cubren a los niños pero no a los adultos. Así, casi al 100% de los mayores de 65 años les falta algún diente y el Estado no paga esos implantes.

Del mismo modo, el fisioterapeuta por lo general también funciona por lo privado: lo público solo lo cubre cuando se trata de la recuperación tras una operación o fractura. De forma similar, en lo que respecta al oftalmólogo, las cataratas se pueden operar por la sanidad pública pero para graduarse la vista hay que pagar si eres adulto.

En general, la sanidad pública española cubre lo funcional, pero no lo estético: por ejemplo, solo incluiría un balón gástrico o una intervención de reducción de grasa si es por un problema médico, pero no por motivos estéticos. Por otra parte, la reconstrucción de una mama tras un cáncer de pecho sí está cubierta por la sanidad pública, porque forma parte de la recuperación psicológica de la paciente.

En cualquier caso, las competencias en materia de sanidad en España están transferidas a las comunidades autónomas, así que hay muchas diferencias por regiones en este sentido. En caso de duda, hay un comisión de expertos que debe determinar si el tratamiento en cuestión lo debe pagar la Seguridad Social o cada paciente de su bolsillo.