El Gobierno húngaro de Viktor Orbán se ha llevado una victoria moral en la negociación del último paquete de sanciones contra Rusia por la guerra en Ucrania. Así, ha librado al patriarca Kiril, el líder de la Iglesia Ortodoxa, que es un aliado cercano al presidente ruso Vladímir Putin. Hungría lanzó un órdago y obligó a sacar al religioso de los nombres contra los que se iban a tomar medidas en el sexto paquete de sanciones de los Veintisiete.

La Unión Europea ha puesto a Kiril en la diana por una simple razón: bendice la guerra. Literalmente: bendice a los soldados y les envía imágenes de santos para que los proteja. Es la persona que legitima espiritualmente las decisiones de Putin, el que sostiene que esto es una guerra santa y defiende que Dios está de su lado.

Lo ha defendido en las iglesias y ante los fieles ortodoxos, para quienes es el referente. Ha repetido hasta la saciedad los argumentos de Putin: que han ido a Ucrania para desnazificar, que todo es un complot contra Rusia y que buscan proteger a la población. Según él, en Ucrania se están imponiendo unos valores perniciosos y corruptos. Incluso aporta como prueba de estas salidas de tono los desfiles del Orgullo gay. Si tienes un desfile del orgullo gay eres una sociedad que pierde los valores, que se aparta de la ley de Dios, así que se te puede invadir.

No siempre ha sido tan conservador: antes se le consideraba progresista y liberal. Fue el primer representante de la Iglesia ortodoxa en reunirse con un papa de Roma. Ni siquiera era un gran aliado de Putin. Sin embargo, ambos se dieron cuenta de que tenían intereses parecidos y que podían alcanzarlos de manera conjunta. Putin cree que Rusia debe volver a ser el imperio que fue, incluyendo Ucrania. Y Kiril cree que su jurisdicción religiosa abarca todo el territorio donde se hable ruso. Y ambos se dieron cuenta de que podían trabajar unidos para conseguirlo.

A diferencia de la Iglesia católica, en la ortodoxa hay quince territorios que controlan sobre otros. La de Moscú controla sobre la bielorrusa, ucraniana y Países Bálticos. ¿Qué sucedió cuando ocurrió la de Crimea? Que la iglesia ucraniana se separó: quedaron algunos con Kiril y otros que se mantuvieron aparte. Con la guerra, los ucranianos que le sostenían han abandonado a Kiril.