Ucrania vive hoy una jornada de dos caras. La de los actos oficiales para recordar el primer aniversario de la invasión ordenada por Putin, con discurso de Zelenski ensalzando la resistencia del ejército y la fortaleza de la ciudadanía ucraniana. Por otro lado, contrasta la imagen de la tristeza, la desesperanza y la desesperación de miles de familias por toda Ucrania que hoy 24 de febrero recuerdan a las víctimas cuando se cumple un año del inicio del ataque militar que acabó con la vida de sus hijos, sus padres o sus parejas.

Han pasado 365 días de una invasión que nos ha dejado imágenes para la historia. Son muchas las que tardaremos en borrar de nuestra retina. Medio mundo ha conocido todo un país a través de la devastación y la desgracia. Pero sobre todo ellos, los ucranianos han visto transformarse cómo se ve y cómo suena Ucrania. Ciudades como Kyiv, Járkiv o Mikolaiv suman en un año de guerra mil horas bajo el sonido de las alarmas antiaéreas. Más de 15.000 han resonado en las ciudades ucranianas desde aquel 24 de febrero. Un año después, los ucranianos siguen viviendo atemorizados.

Y en esa huida desesperada del horror, las más de ocho millones de personas que, según ACNUR, han buscado refugio en otros países. Más de un tercio en Rusia, seguida de Alemania y Polonia. Corredores humanitarios eternos que se agolpaban en las fronteras, sobre todo las primeras semanas, con niños, ancianos, total incertidumbre y sus vidas en una mochila. Es el mayor éxodo de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

Y frente a ellos, quienes decidieron que la resistencia era la mejor opción, por los suyos y por su país. A través de ellos, conocimos lugares recónditos, como la acería de Azovstal, símbolo y refugio de las fuerzas ucranianas y sus familias. Durante 15 días, 160 personas resistieron allí los ataques de la artillería rusa. Aguantaron temperaturas gélidas, sin luz, sin calefacción, sin agua. Armas de guerra silenciosas tras los ataques rusos a infraestructuras energéticas.

Como emblema de esa resistencia, al frente y desde el inicio de la contienda el propio presidente Zelenski. Ni un solo día se ha desprendido de su uniforme militar. Permaneció en Kyiv y desafió a los invasores desde las redes sociales. Ha recorrido un país devastado, ha dado aliento a sus tropas y ha recibido a 59 líderes mundiales desde que empezó la guerra. Entre los más recientes, Joe Biden o ayer mismo al propio Pedro Sánchez.

En la peor cara de la guerra, la devastación y las víctimas. La ONU cifra en más de 8.000 los civiles fallecidos en este año y en más de 13.000 los heridos. La atrocidad de las tropas rusas se evidenció en Bucha, cuando consiguieron recuperar la ciudad. A su entrada, las tropas ucranianas se encontraron con cientos de cadáveres de civiles tras el ataque de las fuerzas rusas. Es una de las imágenes más oscuras en este año de invasión.

Cuando las bases militares dejaron de ser el único objetivo conocimos ciudades como Zaporiya, Irpín o Dnipro sumidas en el horror. Donde no cesaba la lluvia de misiles que llegaban a partir edificios en dos. Hemos visto colegios hechos trizas y hospitales bombardeados, como la maternidad de Mariúpol. Imágenes por desgracia para la historia casi imposibles de imaginar hace apenas un año.