La historiadora y socióloga rusa Elena Bogush ha explicado en laSexta Clave que los años 90 en Rusia eran "años de esperanza y de democracia": "Teníamos muchos canales de televisión con programas humorísticos, donde era posible reírse del presidente y de cualquier autoridad. Sentía algún progreso. Teníamos democracia, pero no todo el pueblo pensaba así. Mucha gente estaba cansada de estos cambios tan bruscos".

En este sentido ha apuntado que cuando Yeltsin nombró a Putin -que era jefe del Servicio Federal de Seguridad- como primer ministro y su sucesor "nadie le conocía".

"Era una persona absolutamente gris y sin ningún carisma, pero como lo anunció como su sucesor, se notaba como la gente quería una mano fuerte, porque Yeltsin aparecía como un viejo enfermo, se reían de que firmaba los decretos estando inconsciente", ha explicado.

En este sentido, asegura que Yeltsin no les "daba esa impresión" de líder férreo y que "lamentablemente la mayoría de la población tragó la falta de respeto" de unas elecciones en falso, ya que ya habían nombrado a Putin como heredero.