Aunque el nombre de Francisco Franco estuvo ligado a la España de mediados del siglo XX, su residencia en Madrid no siempre estuvo en un mismo lugar. Contrario a la creencia popular, el dictador nunca residió en el edificio que lleva su nombre en la 'calle Generalísimo', hoy Paseo de la Castellana 36.

Según los registros históricos, Franco vivió en el número 28 de la misma avenida entre 1926 y 1935, mientras ascendía en su carrera militar. Pero en los años en los que fue propietario de esa vivienda, fue destinado a Zaragoza a la Academia Militar por la dictadura de Primo de Rivera, y después a Coruña, Baleares o Marruecos.

La casa en Paseo de la Castellana no fue su única casa en la capital. Sabemos con exactitud que también vivió en la calle Jorge Juan, 16. Posteriormente, tras la Guerra Civil, decidió establecerse en el Castillo de Viñuelas, a unos 25 kilómetros de Madrid, donde se celebraron Consejos de Ministros y se tomaron decisiones cruciales para la historia de España.

Sin embargo, ahí Franco estuvo solo unos meses. Lo dejó libre para sus propietarios, que no son los mismos de hoy. En la actualidad, tras ir cambiando de dueños, ahora pertenece a una empresa que lo dedica a bodas, bautizos y comuniones. Su residencia oficial fue finalmente el Palacio de El Pardo, una sugerencia que recibió de Ramón Serrano Suñer para evitar asociaciones monárquicas que pudieran perjudicar su imagen como líder del Estado.

Este cambio se decidió después de descartar la idea de instalarse en el Palacio Real de Madrid, demostrando así la peculiaridad del régimen franquista en su relación con la monarquía.