Japón es uno de los países más avanzados del mundo a nivel tecnológico, pero aún sigue muy atrasado en igualdad de género. Prueba de ello es que la princesa Aiko ha cumplido este miércoles, 1 de diciembre, 20 años, la mayoría de edad en el país. Es la única hija del emperador Naruhito, pero nunca será emperatriz. Porque, como ha explicado la periodista Ariadna García Chas, las mujeres en Japón no pueden heredar el trono del imperio.
Es decir, en la familia imperial japonesa una mujer solo puede ser madre, hija o esposa de un emperador o de un hombre que esté en la línea de sucesión para serlo. Es el caso de la matriarca, Michiko, esposa de Akihito. Siempre ejerció ante los medios el papel de buena esposa, de buena madre. Llevaba a sus hijos a actos públicos, incluso en brazos. Pero no tardaron en sucederse todo tipo de críticas contra ella.
Desde cómo se vestía hasta el número de reuniones privadas que mantenía. Michiko sufrió una crisis de ansiedad por la presión y perdió el habla durante semanas. La segunda mujer en desgracia es Masako, actual emperatriz como esposa de Naruhito. Ella estuvo en el punto de mira durante años por no poder tener hijos. En 2001 se quedó embarazada, y debió haber sido una gran noticia pero, para muchos, no lo fue. Porque la emperatriz dio a luz a una niña, Aiko.
Eso significaba que el emperador se quedaba sin heredero directo porque Aiko, como mujer, no tiene derechos sucesorios en Japón. Todo esto llevó a la emperatriz a una profunda depresión hasta el punto en que, hoy en día, se la conoce todavía como 'la princesa triste'. Si se sigue observando el árbol genealógico hay que tener en cuenta que dos personas ya no pertenecen a la familia imperial: Sayako, la hermana del emperador, y Mako, su sobrina.
Las dos han abandonado la familia por la misma razón: por casarse con plebeyos, con civiles, con personas ajenas a la familia. Por eso las expulsaron. Pero ¿sabes quién más se casó con una plebeya? El emperador emérito Akihito, el actual emperador, Naruhito, y el heredero al trono, Fumihito. En resumen, en la familia imperial, casarse con plebeyos solo está prohibido para las mujeres. El problema de este machismo recalcitrante es que la familia es cada vez más pequeña.
Teniendo esto en cuenta, las opciones de sucesión son muy limitadas. Es verdad que, con el nacimiento del pequeño Hisahito en 2006, han ganado algo de tiempo, pero el debate para cambiar la ley en Japón está abierto. La mayoría de los ciudadanos están a favor, pero la corona no tanto. Es más, no descartan adoptar a niños con descendencia aristocrática. Es la última propuesta para evitar que las mujeres lleguen al trono.
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