Lucrecia Pérez fue la primera víctima de un asesinato racista en España. Los hechos ocurrieron en 1992, un crimen que reveló una realidad en nuestro país: la de la xenofobia.

Ese año, el de los Juegos Olímpicos y el de la Expo de Sevilla, hizo que muchos inmigrantes probasen suerte en nuestro país. Eso creó un caldo de cultivo para los racistas.

Cuatro neonazis mataron a Lucrecia a tiros, entrando en una discoteca abandonada donde dormían más migrantes. Entonces tenía 33 años. La comunidad quedó en shock, convocando movilizaciones que fueron multitudinarias y que juntaron a todos en las calles.

El Ayuntamiento de Aravaca, el Congreso de los Diputados, el Gobierno y la iglesia pararon y mostraron su repulsa ante el crimen. El cuerpo de Lucrecia fue repatriado a República Dominicana, donde fue recibida por su hija Kenia, de apenas 6 años.