Carlos III ya es monarca de Reino Unido. Su reinado, no obstante, afronta enormes retos, incluidos seis asuntos de familia que inquietan al nuevo rey.

El primero de estos problemas es su hermano, el príncipe Andrés, acusado por una menor de violarla en encuentros organizados por Jeffrey Epstein. Sin embargo, no hubo juicio porque el duque de York le pagó 14 millones de euros para acabar con el asunto, dinero que salió, en parte, de Isabel II. Fue apartado de la familia real, pero en los últimos tiempos la reina le fue incorporando de nuevo con pequeños gestos. Ahora está por ver qué hará Carlos con él.

El segundo problema familiar que está sobre la mesa son los duques de Sussex, Harry y Meghan, que han acusado a sus parientes de racismo. Como parte de la familia, conocen todas sus miserias y parece que están dispuestos a contarlo todo públicamente. Eso es un inconveniente para Carlos, porque lo que digan puede ser dañino para la imagen de la Casa Real. Para él, son una bomba de relojería.

Otro asunto de familia que inquieta a Carlos es que su primogénito, Guillermo, le acabe pasando por encima. No es que el príncipe y Kate conspiren en su contra, pero loque proyectan en Reino Unido es una amenaza: una pareja joven con tres niños y una imagen joven y dinámica que contrasta con la del rey. Algo que podría llevar a más de uno a sugerir que abdique en favor de su hijo.

La nueva reina consorte es otro asunto peliagudo. En la Casa Real, según dicen, habría un departamento encargado de mejorar la imagen de Camilaante los ciudadanos. Así podría haber logrado, al menos, su respeto, aunque no sea la más querida. Le pasó con la reina Isabel, que al principio aceptó la relación con el compromiso de que Camila no tuviera título de reina consorte, sino de princesa. Sin embargo, este año la reina dijo que quería que tuviera el título de reina.

Por último, el fantasma de Lady Di sigue muy presente: la imagen de la mujer que se casó enamorada y que luchaba contra el SIDA mientras su esposo la engañaba con otra aún continúa manchando a Carlos. Algo que el nuevo monarca tendrá que arreglar o resignarse.