Elon Musk ha vuelto ha 'jugar' con el mercado: el director de Tesla y segundo hombre más rico del mundo dijo que su empresa aceptaría bitcoin como medio de pago para sus coches eléctricos y esta criptomoneda subió un 12%. Sin embargo, ahora ha dicho que no, argumentando que no es respetuosa con el medio ambiente, y ha caído un 15%.

Es solo un ejemplo de la capacidad que tiene el magnate para influir en el valor de las cosas. Algo parecido a lo que hizo con el dogecoin: una moneda virtual que nació como una broma pero que Musk decidió 'apadrinar'; tras un año hablando bien de ella, se ha revalorizado más de un 20.000%.

Una de las primeras veces en las que Musk pudo influir en el valor en bolsa de una compañía fue cuando se fumó un porro de marihuana en pleno directo en una entrevista, se tomó una copa de whisky y acabó mostrando el funcionamiento de un lanzallamas. A las pocas horas, Tesla cayó un 9%. No obstante, aunque se tendió a pensar que fue una reacción a su entrevista, coincidió también con la dimisión de dos directivos de la compañía.

No obstante, Musk es una especie de 'gurú' y las recomendaciones que lanza en Twitter tienen consecuencias. Por ejemplo, tras decir en esta red social que estaba jugando a un videojuego de la empresa CD Projekt Red, esta subió un 19% en bolsa. Algo similar a lo que ocurrió cuando publicó que había comprado un traje para su perro en Etsy, que subió un 10%.

Sin embargo, en ocasiones sus seguidores meten la pata. Ejemplo de ello fue cuando Musk dijo que la aplicación de mensajería instantánea Signal era mejor que Whatsapp: la gente buscó en bolsa Signal y encontró Signal Advance, decidió invertir y la empresa subió un 6.350%. Sin embargo, no era la misma compañía. Algo similar a lo que pasó cuando anunció iba a participar en una red social llamada Clubhouse: sus seguidores invirtieron en Club House Media Group, una empresa que nada tiene que ver.