Este jueves, el Gobierno ha sacado adelante sus Presupuestos para el próximo año. Entre los apoyos que ha conseguido están los cinco escaños de EH Bildu, con quienes ha acordado prorrogar hasta 2024 el tope a la subida de los alquileres, ampliar las plazas MIR de médicos, mejorar las pensiones no contributivas, nuevas ayudas para afectados por la talidomida y el cambio de funciones de la Guardia Civil en las carreteras de Navarra.

Es este último punto el que ha levantado más polémica, llegando a decirse que la Guardia Civil se marchará de la comunidad autónoma. Lo que esto significa en realidad es que la competencia del control del tráfico y de la seguridad vial pasa a la comunidad autónoma de Navarra.

Ante este escenario, se abren dos opciones: tener el control con la ayuda de la Guardia Civil o tener el control sin la ayuda de la Guardia Civil. Esta cuestión ha de ser negociada antes del 31 de marzo, así como el tiempo en el que se tardará en implementar y el dinero que costará.

Si se decide prescindir de la Guardia Civil para el control del tráfico, los 200 guardias civiles que están destinados a ello serían destinados a otros cuerpos dentro de Navarra, a otros puntos de España o podrían incorporarse a la Policía Foral.

Así, la Guardia Civil se queda sí o sí en Navarra, independientemente del futuro de lo que ocurra con la unidad de tráfico. El traspaso de la transferencia de Tráfico a la comunidad de navarra tiene un origen histórico: Navarra tuvo policía propia desde antes de la II República, concretamente desde los tiempos de la dictadura de Primo de Rivera.

En esa policía no tenía plenas competencias, pero sí en la de tráfico. El franquismo la mantuvo hasta que se creó la agrupación de la Guardia Civil de Tráfico. Eso provocó que, en 1962, el franquismo decidiera que en Navarra ya no tendría el control la policía de aquella tierra, sino que el control lo tendría la Guardia Civil y la policía propia ayudaría. Cuando llegó la democracia, el estatuto de autonomía recogió que eso se culminara, que Navarra tuviera el control del tráfico.

Es más, José María Aznar llegó a pactarlo con un Gobierno navarro conservador, el de Miguel Sanz, un pacto que no culminó. María Chivite (PSOE) anunció un acuerdo para final de legislatura, pero no culminó. El PNV lo acordó con Pedro Sánchez para su investidura, pero tampoco culminó. Finalmente, ha culminado cuando Pedro Sánchez lo ha acordado con Bildu para sacar adelante estos Presupuestos.