¿Quién puede elegir al próximo primer ministro británico? Es la gran pregunta que invade la práctica totalidad de los debates en Reino Unido (y no solo allí, pues a nivel internacional se ha convertido en una cuestión de suma importancia). Por muy surrealista que parezca, en esa votación puede participar hasta una tortuga. Lo han demostrado los periodistas de un medio digital inglés: 'Tortoise'. El pasado agosto registraron perfiles falsos en las filas del partido 'tory': el de Archie, la tortuga que tienen como mascota en la redacción, dos extranjeros y el de una tal Margaret Roberts, más conocida como la 'dama de hierro' o Margaret Thatcher.

¿Cómo lo hicieron? Con tres pasos muy sencillos. Primero: se metieron en la página de inicio de la web del partido conservador británico. Allí aparecen tres tarifas para inscribirse como militantes. Eligieron la del medio, la estándar, por 25 libras esterlinas al año. Segundo paso: rellenaron formularios con los nombres, fechas de nacimiento y cuatro datos genéricos más. Tercer paso: esperar. Esto es, tener tres meses de antigüedad para poder participar en las decisiones del partido.

El medio británico llegó tarde para que sus candidatos fake participaran en la votación entre Liz Truss y Sunak, pero en las próximas primarias que elegirán al sustituto de Truss serán votantes de pleno derecho. Y eso es precisamente lo que denuncia este medio. En agosto mandaron una carta al partido. Pedían tres cosas. Primera: transparencia sobre el sistema de elección. Segunda: explicaciones. ¿Por qué un menor de edad o un extranjero no pueden participar legalmente en las elecciones generales y sí pueden meter su papeleta en estas primarias que decidirán al futuro primer ministro de Reino Unido?

Tercera y última solicitud del medio inglés: información demográfica sobre la militancia del partido 'tory'. Es decir, de dónde vienen, su edad, si son hombres, mujeres o tortugas. A las tres preguntas solo obtuvieron negativas. El partido se limitó a decir que su reglamento no les permite revelar información sobre sus miembros. Ante el asombro del medio, han llevado el asunto a la justicia.

Argumentan que están violando el Artículo 10 del Convenio Europeo de Derechos Humanos. Defienden asimismo que el partido está actuando como un organismo público. Su militancia, unos 200.000 ingleses, va a elegir al próximo primer ministro de 67 millones de británicos. Eso, claro, sin ningún tipo de organismo independiente que revise ese proceso electoral. Porque sí: tan solo el 0,2% de los ingleses eligirá quién va a estar al frente de Reino Unido.