En el apogeo de la era digital, el control gubernamental ha adoptado nuevas facetas, invadiendo la privacidad de los ciudadanos a niveles antes inimaginables. China se corona como el país pionero en este ámbito, implementando el Sistema de Crédito Social. Esta herramienta no solo castiga las acciones que el gobierno considera perjudiciales, sino que también recompensa las conductas que percibe como beneficiosas, afectando directamente la libertad de movimiento y las oportunidades de empleo de sus ciudadanos basándose en su comportamiento online y offline.
Mientras tanto, Rusia no se queda atrás en la carrera por la supervisión de sus habitantes. A través del llamado 'Ciber Gulag', el gobierno ruso emplea la inteligencia artificial para censurar y supervisar las actividades en línea, analizando diariamente más de 200.000 imágenes en busca de contenido prohibido. Además, las aparentes herramientas de facilitación burocrática resultan ser estrategias encubiertas para monitorear y controlar la población, evidenciando una invasión a la privacidad bajo el disfraz de la eficiencia administrativa.
La represión se extiende más allá de las fronteras digitales. En Moscú, el uso extensivo de cámaras de seguridad con reconocimiento facial durante las protestas de 2021 demuestra el alcance de la vigilancia física. Este sistema no solo disuade la participación ciudadana en manifestaciones, sino que también permite la detención de individuos semanas después de haber participado en actos de protesta, marcando un precedente alarmante en la restricción de las libertades civiles.
Cruzando el mundo hasta EEUU, la tecnología de vigilancia se manifiesta en la frontera con México, donde torres equipadas con cámaras láser, radares y sistemas de detección de movimiento vigilan incansablemente. La inteligencia artificial analiza las imágenes capturadas para identificar a personas a grandes distancias, evidenciando un esfuerzo por controlar la migración que plantea serias preguntas sobre la ética y los límites de la vigilancia en la era moderna.
Según el Consejo de Seguridad Nuclear
Las seis zonas contaminadas por radiactividad en España: Tarragona, Toledo, Madrid, Murcia, Huelva y Almería
¿Es peligroso? Según informes de Greenpeace y la Sociedad Española de Protección Radiológica, los niveles de radioactividad en estos suelos son bajos, pero el peligro continúa.