En España se venden como intermediarios. Entre los clientes, las agencias y clínicas de países donde sí es legal la gestación subrogada. Aquí no lo es. No pueden lucrarse de un negocio ilegal y por eso dicen que su negocio es la asesoría. De hecho a nivel mercantil son despachos de abogados y consultoras. También hay agencias que tienen clínicas propias y operan en España.

Es muy fácil encontrarlas en Internet. Aparecen infinitos listados de agencias en los buscadores. Además, las asociaciones de padres por esta vía, se encargan de recomendar unas u otras. Dentro de sus webs hay videos promocionales que dulcifican al máximo el proceso y testimonios de clientes.

¿Cómo funcionan las agencias de vientre de alquiler? Lo primero es un catálogo para el cliente con las opciones que tiene. Le dan una lista de países que diferencian por precios, problemas legales y por tipo de cliente. Parejas heterosexuales, homosexuales, madres y padres solteros. Depende de la condición los clientes tienen que ir a un país u otro. Ellos te dicen que te ayudan a elegir un país que se adapte a lo que quieres, de hecho por eso se paga.

Pero estas agencias cobran mucho más porque ofrecen muchos más servicios. La mayoría de agencias acompañan al cliente al país a elegir la clínica (aunque normalmente ya la tienen cerrada) y la gestante. Van con el cliente a hacer las pruebas genéticas necesarias, todo con intérpretes y traductores.

Y el negocio no acaba cuando nace el niño. Cobran también por los complejos trámites para que España asuma que son sus hijos. Va en el pack. De ahí que la mayoría sean despachos de abogados. Este en realidad es el gran negocio. Una pareja podría buscar una clínica en Florida y hacer los trámites por su cuenta, pero en España los vientres de alquiler no son legales. Hay trabas a la hora de inscribir a los niños y las agencias saben cómo funciona.

Cobran tanto que ofrecen hasta garantías por escrito por si el plan se tuerce. La más común es reiniciar el proceso en caso de aborto. Compensación en caso de pérdida del útero y la posibilidad de abortar por enfermedad del niño.

Algo parecido pasó en Ucrania. La invasión dejó todo el proceso paralizado y vimos unas escenas muy duras. Los bebés se cumulaban en sótanos en Kyiv porque nadie iba a recogerlos. De hecho una de las agencias españolas que tiene clínica allí escribe en su web: "La guerra, tarde o temprano, acabará. En unas condiciones u otras. Pero los colegios han vuelto a abrir, los comercios, restaurantes, cafeterías, también. ¡Incluso la Ópera! Y como no podía ser de otro modo nuestra clínica también". En el resto de agencias siguen también ofertando Ucrania y asegurando que se va a poder ir a por el bebé.