Hace poco más de un año, en febrero de 2022, la inversión de particulares en letras del tesoro era de 16 millones de euros. Un año después, la inversión en letras se ha multiplicado por 476: de 16 millones a 7.613. Es la cifra más alta de la historia y se explica por la mínima rentabilidad que están ofreciendo los bancos por los nuevos depósitos.

¿Qué son las letras del Tesoro? El Estado emite deuda pública para poder financiarse. Y cualquiera puede invertir en ella a corto plazo: de tres a 12 meses. Pasado ese tiempo, el Estado nos devuelve lo que le hemos prestado más un porcentaje de rentabilidad que ahora mismo, es muy bueno.

Como es tan bueno, miles de españoles están poniendo ahí su dinero. Primero porque las letras son seguras. Están respaldadas por el Estado español. No estás metiendo tu dinero en un banco que puede ir mejor o peor. Y segundo, al ser un instrumento a corto plazo, máximo 12 meses, el riesgo a que el mercado varíe también es más pequeño. Ahí está la clave: en la inflación actual que tenemos.

La rentabilidad que dan los bancos por dejar tu dinero en un nuevo depósito de ahorro ahora mismo está en el 1,31%. El Tesoro está pagando ahora el mayor interés desde 2012. Si se compran letras a seis meses, el interés medio está en el 3,13%. A 12 meses, 3,21%. De forma que ahora acabarán recuperando el dinero de una forma más segura y con más rentabilidad.

Hay otra característica de las letras del Tesoro y que es fundamental. El importe mínimo para conseguir una letra del Tesoro son 1.000 euros. Es decir, tienes que meter como mínimo 1.000 euros. ¿Qué pasa si quieres meter más dinero? Pues otra segunda petición de letra. Tienen que ser múltiplos de esa cantidad, es decir, 2.000 euros, 3.000 euros, y así lo que se quiera.

¿Los bancos van a reaccionar de alguna manera? Los bancos pequeños ya han empezado a recuperar la rentabilidad en los depósitos. En el mejor de los casos, cerca del 3%, pero por un plazo mayor a un año y por bastante más dinero que 1.000 euros. Y elos más pequeños están metiendo presión a los grandes que, de momento, se niegan a subir esta rentabilidad. Y más después de las crisis de varios bancos en Estados Unidos o Credit Suisse en Suiza.

BBVA, por ejemplo, ha confirmado que no prevé remunerar los depósitos a corto plazo. El Santander dice que depende de lo que hagan el resto. El Sabadell asegura que no hay una guerra ahora por estas contrataciones. Lo normal es que empiecen a adaptarse para recuperar dinero y sobre todo clientes.