Más que unas autonómicas
Extremadura, laboratorio político: así se han jugado los partidos sus cartas de cara a España
Los detalles Guardiola ha buscado protagonismo sola en escenarios y redes, el PSOE ha tratado de tapar polémicas con anuncios y la presencia de Sánchez, Vox ha centrado su estrategia en Abascal, y Unidas por Extremadura fía sus opciones al voto del socialismo desencantado.

Extremadura no ha sido solo un escenario de elecciones autonómicas: ha sido un laboratorio político que refleja lo que podría pasar en el resto de España. Cada partido ha puesto sobre la mesa sus fortalezas, sus debilidades y, sobre todo, su estrategia nacional.
María Guardiola ha querido marcar un perfil solitario durante toda la campaña. Su acto de cierre fue fiel a esa línea: sin la presencia de Feijóo, sola en el escenario, pero muy cerca de la gente. Y, como no podía faltar, volvió a bailar en un guiño que ha dado mucho que hablar.
La apuesta más arriesgada del PP ha sido renunciar a los debates en TV pública y centrar la campaña en redes sociales. De hecho, Guardiola abrió un canal de TikTok donde ya supera en seguidores a Feijóo. La idea es clara: distanciarse de Vox, recuperar el voto moderado y del PSOE, y reforzar su imagen de liderazgo estable al frente del Ejecutivo.
El PSOE, por su parte, ha tenido que lidiar con la sombra de un procesamiento de su candidato. Para contrarrestarlo, ha buscado titulares que eclipsaran la polémica: grandes anuncios de campaña, como los planes de vivienda, y la presencia de Pedro Sánchez en actos clave. El objetivo era claro: movilizar a un electorado que atraviesa horas bajas y reforzar la percepción de que los socialistas siguen siendo garantía de servicios públicos y políticas sociales.
Voxha vivido una campaña marcada por la visibilidad nacional. Con un candidato local casi anónimo, Santiago Abascal ha pasado buena parte de la campaña en Extremadura. Su estrategia: confrontación directa con el Gobierno y asegurarse de que el partido no pasara desapercibido, pese a las limitaciones del candidato regional.
Y luego está Unidas por Extremadura. Su estrategia depende, sobre todo, de la división de la izquierda. La candidata confía en mejorar los resultados gracias al voto del socialismo desencantado, mientras presume de un programa centrado en vivienda, sanidad y servicios públicos.
Al final, Extremadura ha sido más que unas elecciones autonómicas. Ha sido un reflejo de España: cada movimiento, cada acto y cada estrategia han dejado ver cómo los partidos se preparan para el tablero nacional. Y si algo ha quedado claro es que, en esta campaña, la política regional y la nacional se miran en el mismo espejo.
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