La fe que decide elecciones
Evangelistas, católicos y judíos: cómo la religión sigue inclinando la balanza en la política estadounidense
¿Por qué es importante? Desde los evangelistas que apoyan a Trump hasta líderes religiosos afroamericanos que animan a votar demócrata, pasando por católicos progresistas y comunidades judías que también influyen, la religión sigue siendo clave en EEUU, capaz de decidir elecciones, campañas y hasta leyes, aunque oficialmente el país diga separar Iglesia y Estado.

"Sin dios no hay Estados Unidos". Eso dijo Donald Trump en el funeral de Charlie Kirk, líder juvenil del movimiento MAGA asesinado el pasado 10 de septiembre. Y no fue un comentario al azar: la ceremonia mezcló política y religión de manera muy evidente. Rezos, sermones, cruces y constantes referencias a dios marcaron el evento, donde Kirk fue elevado a la categoría de "mártir de la fe cristiana" por sus seguidores más radicales.
Estados Unidos se define como un país aconfesional: la Constitución dice que Iglesia y Estado deben estar separados. Pero en la práctica, la religión está en todas partes. Desde los billetes, con la frase "In God We Trust" ("En dios confiamos", hasta la Casa Blanca o los discursos políticos, la fe sigue muy presente.
¿Por qué tiene tanta fuerza? Porque mueve votos. Casi el 80% de la población se declara creyente, y Trump lo ha sabido aprovechar. Durante sus campañas se rodeó de predicadores, vendió biblias y habló directamente al votante evangélico, la base tradicional del Partido Republicano. Este grupo es muy conservador: apoya las armas, rechaza el aborto y el matrimonio igualitario, y no cree en la teoría de la evolución.
Los demócratas también usan la religión, pero de otra manera. Kamala Harris, por ejemplo, fue a misa y se reunió con líderes religiosos afroamericanos para movilizar su voto. Los católicos progresistas también son importantes: Barack Obama ganó en nueve de los diez estados con mayoría católica durante sus elecciones.
El cristianismo sigue siendo la religión dominante, aunque solo dos presidentes han sido católicos: John F. Kennedy y Joe Biden. Kennedy tuvo que prometer que su fe no afectaría sus decisiones políticas; Biden, en cambio, hizo la religión parte de su imagen pública. El judaísmo también tiene presencia en Estados Unidos, con unos seis millones de seguidores y gestos simbólicos como el encendido de la janucá en la Casa Blanca, tradición que popularizó Bill Clinton.
En EEUU, la religión no es solo algo personal: influye en quién gana elecciones, en qué leyes se aprueban y en cómo los políticos se comunican con la gente. Aunque la Constitución diga otra cosa, la fe sigue siendo un jugador clave en la política estadounidense.