PSOE y Unidas Podemos han presentado una enmienda a la Ley de Memoria Democrática para sortear la Ley de Amnistía de 1977 sin tener que derogarla. De esta forma se podrán investigar -y juzgar- en España las torturas y asesinatos cometidos durante la guerra civil y el franquismo. Un guiño del Gobierno de coalición a ERC y Bildu en busca de su apoyo para tramitar en el Congreso la Ley de Memoria Democrática. En laSexta Clave, el periodista José María Rivero ha analizado a fondo en qué consiste la ley que los partidos de la coalición quieren esquivar.

Nos remontamos a la época de la Transición, en un país que salía de una dictadura y quería encaminarse hacia la democracia, y en medio había personas que habían pertenecido a uno y otro bando y que había cometido desmanes o abusos. Se establecía con esta ley una especie de borrón y cuenta nueva, para no echarse nada en cara, un muro contra cualquier intento de juzgar y el abrir la puerta de las prisiones.

Los apoyos a la ley

Fue una ley que no aprobaron las cortes franquistas pero tampoco las constitucionales. ¿Quién apoyó la ley? Casi todo el Congreso votó a favor, el 90%. La ley fue redactada de manera conjunta por PSOE, por el PC de Santiago Carillo que ya estaba legalizado, por los nacionalistas vascos y catalanes y por la centroderecha de UCD. Solo se abstuvo Alianza Popular, de Manuel Fraga. Y hubo dos votos en contra.

Fuera de las Cortes hubo quien protestó por la ley. Fueron militares de la Unión Militar Democrática que no se vieron beneficiados por la normativa. Fueron, concretamente, militares que pedían la democracia dentro del ejército y que salieron de prisión, pero no se reincorporaron. Por lo demás, todos estaban satisfechos.

Lo bueno y lo malo de la norma

En general, la ley suponía la salida de prisión de todos los que habían luchado contra el franquismo y estaban en la cárcel. Hubieran luchado como hubieran luchado. Salió gente que se había manifestado, que había publicado contra el régimen, abogados defensores, periodistas... gente que militaba en partidos, pero también etarras, gente del grapo o similares.

Eso era lo bueno: dejaba en libertad a los republicanos y a los defensores de la democracia durante la guerra. Y lo malo: habría impunidad para otros y suponía un muro para juzgar o investigar según qué casos.

Escudo para golpistas

Precisamente esa es la parte más difícil de digerir para una parte de la izquierda a día de hoy, que opina que esa ley sirvió como escudo para los golpistas y sus amigos y les dio impunidad.

A todos los militares que se rebelaron contra la República, los que cometieron represión durante la guerra y la dictadura, no se les podía juzgar. Eso hizo que el 'caso Cuesta Monereo', que fue uno de los militares que se sublevó y al que no se le juzgo. También está Arias Navarro, 'el carnicerito de Málaga', un hombre que estaba detrás de los fusilamientos de cerca de 4.000 personas. A él tampoco se le juzgó porque sus casos quedaron impunes.

También quedaron impunes los policías torturadores de la Transición gracias a esta ley. Eso hizo que, por ejemplo, el torturador Billy 'El Niño' no fuese juzgado. Tampoco el exministro de Interior Martín Villa, que estaba al mando enmanifestaciones donde hubo altercados y muertos en protestas y nunca se le ha investigado.

¿Impulso para reabrir fosas comunes?

Lo cierto es que los cambios que pueda suponer esta revisión de la Ley de Amnistía difícilmente van a sentar a nadie en el banquillo, porque la mayoría de los responsables están muertos o son muy mayores. Lo que sí puede hacer es dar un impulso a abrir las fosas de la Guerra Civil y la represión posterior.

La Ley de Amnistía sirve como justificación para dar un rotundo 'no' cuando familiares de alguna víctima piden abrir una fosa, y se justifica en que por la ley no se puede. De esta manera, podría agilizarse el proceso.