La estanflación es, según los expertos, una "bomba nuclear" económica, ya que combina una alta inflación con unos altos niveles de paro y puede provocar que el país entre en una recesión económica al acumular al menos dos trimestres consecutivos creciendo de forma negativa.

En realidad, es un círculo vicioso: los precios de la energía y los combustibles, disparados, acaban repercutiendo en el precio de los productos porque cuesta más producirlos y, por tanto, los ciudadanos se ven repercutidos porque disminuye su nivel adquisitivo. Para evitarlo, las empresas suben los salarios y, en ocasiones, lo solventan despidiendo otros empleados o subiendo el precio de los productos de nuevo, causando la estanflación.

El problema es que combina dos escollos económicos con soluciones muy diversas. Habitualmente, la inflación se solventa subiendo los tipos de interés, pero el paro disminuye cuando estos tipos de interés bajan y se incrementa el gasto público.

La solución por la que abogan algunos expertos es parar la economía en seco: subiendo los tipos de interés muchísimo y reduciendo el gasto público, el déficit, casi a la mínima expresión.

Otra alternativa es formar un pacto de rentas. Los salarios y los precios suben, pero no al nivel de la inflación. Algunos expertos calculan que para España una subida aceptable sería entorno al 3%. También existe una solución híbrida que pasa por subir los salarios poco con el compromiso por parte de las empresas de subirlo mucho cuando baje la inflación.

Pero, ¿está España en este escenario? Parece que no. Los economistas creen que no se va a dar esta situación por los buenos datos de paro de España y por el compromiso en Bruselas para intentar reducir el precio de la luz, lo que conseguiría bajar el precio de la luz de forma inmediata.