¿Es Netanyahu el siguiente?
Dos tribunales, dos caminos hacia la justicia: lo que han logrado la Corte Penal Internacional y la Corte Internacional de Justicia
Los detalles La Corte Penal Internacional ha condenado a líderes individuales por crímenes de guerra y contra la humanidad, mientras que la Corte Internacional de Justicia ha resuelto conflictos entre Estados y obligado a cumplir la ley internacional, marcando precedentes históricos.

España ha dado un paso que muchos esperaban pero pocos se han atrevido a dar: la fiscalía española ha comenzado a recopilar testimonios, evidencias e indicios sobre los presuntos crímenes cometidos por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Estas pruebas no quedarán archivadas en un cajón: se entregarán a los grandes guardianes del derecho internacional, la Corte Penal Internacional (CPI) o la Corte Internacional de Justicia (CIJ), donde, tarde o temprano, alguien deberá rendir cuentas.
La diferencia entre ambos tribunales no es menor. La CPI juzga personas concretas, incluidos mandatarios, por crímenes de guerra y contra la humanidad. La CIJ, dependiente de la ONU, juzga Estados, emite sentencias vinculantes y no admite apelaciones. Dos caminos distintos, un mismo objetivo: que la impunidad deje de ser un refugio seguro.
España no está sola en esta carrera por la justicia internacional. Sudáfrica fue el primer país en llevar a Israel ante la CIJ por genocidio; le siguieron Brasil, Chile y México. Canadá abrió en 2024 una investigación sobre posibles crímenes de guerra, y Bélgica interrogó a militares israelíes. Ahora, España aporta su grano de arena: pruebas que podrían inclinar la balanza hacia la responsabilidad real.
La Corte Internacional de Justicia: el tribunal de los Estados
La CIJ no juzga personas, pero sí decide sobre la responsabilidad de los países. Examina los hechos, aplica el derecho internacional y dicta sentencias que deben cumplirse.
En 2020, obligó a Myanmar a proteger a su minoría musulmana frente a un genocidio. Si un Estado desobedece, el asunto pasa al Consejo de Seguridad, recordándonos que incluso los poderosos no pueden ignorar la ley.
La Corte Penal Internacional: el tribunal de los individuos
La CPI investiga crímenes de la mayor gravedad desde 2003. Ha abierto más de 30 casos en países como Venezuela, Afganistán, Myanmar o Ucrania. Sus condenas firmes son pocas —apenas una decena— pero representan un principio esencial: incluso los líderes, militares o políticos, pueden ser responsables de violaciones masivas, asesinatos y abuso de los más vulnerables.
En el caso de Netanyahu, la CPI ya emitió una orden de detención internacional en noviembre de 2024 contra él y su exministro de Defensa. Han salido del país, sí, pero la justicia no olvida. La investigación española podría aportar la presión y las pruebas necesarias para que, finalmente, la justicia internacional no se limite a mirar desde la barrera.
Porque si algo nos enseñan estos tribunales es que la ley internacional no es un concepto abstracto: es un escudo para las víctimas y un límite para los poderosos. Hoy, España se pone del lado de ese escudo.