Lo que no sirve en un juicio

La doctrina judicial del 'árbol envenenado' y cómo el novio de Ayuso podría usarlo para salvar su causa por fraude

Los detalles Si se demuestra que las filtraciones por las que se está juzgando al fiscal general del Estado vulneraron el derecho a defenderse del empresario, la justicia podría invalidar esas pruebas. Según esta doctrina, lo que nace de algo ilegal no vale, y eso podría tumbar todo su caso.

La doctrina judicial del 'árbol envenenado' y cómo el novio de Ayuso podría usarlo para salvar su causa por fraude

En la justicia no basta con tener pruebas sólidas. Incluso lo que parece irrefutable puede perder todo valor si se obtiene de forma irregular. Esa es la idea central de la llamada doctrina del fruto del 'árbol envenenado': de un árbol envenenado solo pueden salir frutos envenenados. Dicho de otra manera, si una prueba nace de algo ilegal o se vulneran derechos fundamentales al obtenerla, esa prueba no vale nada, y cualquier condena basada en ella puede derrumbarse.

Este principio ha saltado a la actualidad con uno de los casos más mediáticos de los últimos años, el que involucra a la pareja de Isabel Díaz Ayuso. Hay varios elementos que lo hacen especialmente interesante:

  • Los periodistas: han defendido con firmeza sus fuentes y han declarado que tenían acceso al correo electrónico implicado antes que el fiscal, algo clave para la defensa y que marca la diferencia entre una filtración legal y una vulneración del derecho a la defensa.
  • El entorno de Ayuso: Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete, justificó sus contradicciones diciendo que él es "periodista y no un notario". Y el novio de la presidenta denunció sentirse convertido en el "delincuente confeso de España", llegando a advertir que podría "irse del país o incluso suicidarse". Más allá del dramatismo, estas declaraciones tienen un trasfondo legal: si logra demostrar que se vulneraron sus derechos, podría intentar anular su propia causa.

¿En qué consiste exactamente la doctrina del fruto del 'árbol envenenado'?

La idea es sencilla y muy visual: si el árbol está envenenado, nada bueno puede crecer de él. Aplicada al derecho:
  • Las pruebas obtenidas sin autorización judicial no son válidas.
  • Las pruebas obtenidas bajo tortura, presión o intimidación tampoco lo son.
  • Incluso si se obtiene evidencia mientras se buscaba otra cosa distinta, puede invalidarse.

No es un principio absoluto: hay matices, pero lo central es que las garantías constitucionales son la base de toda justicia. Sin ellas, incluso las pruebas más sólidas pueden perder su valor.

Precedentes claros

Un ejemplo real y muy ilustrativo ocurrió en un caso de pedofilia. Un hombre llevó su ordenador a un técnico para que lo arreglara. El técnico descubrió una carpeta con archivos ilegales y avisó a la policía. El hombre fue detenido, juzgado y condenado. Sin embargo, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos anuló la sentencia porque la prueba se había obtenido sin permiso judicial. Árbol envenenado, fruto envenenado: no había caso.

Aplicado al fraude del novio de Ayuso, si se demuestra que las filtraciones vulneraron el derecho a la defensa, González Amador podría intentar anular su causa usando este mismo principio. Y más allá del efecto legal, esto recuerda algo fundamental: las garantías constitucionales no son un detalle, son lo que sostiene todo el sistema judicial.

Aunque un caso parezca sólido por titulares y dramatismo, si el árbol está envenenado, todo puede venirse abajo. Y ahí radica la fuerza de la doctrina que ya ha marcado precedentes históricos y que sigue siendo clave en la justicia contemporánea.

*Sigue a laSexta en Google. Toda la actualidad y el mejor contenido aquí.