El 9 de mayo, Rusia celebra el Día de la Victoria, la fecha en la que derrotaron al Ejército nazi en el frente oriental europeo. El desfile comenzaba con un blindado de la Segunda Guerra Mundial. Es un símbolo, un recordatorio para los rusos del significado de aquella victoria. Ese tanque ha sido el único que se ha visto en el desfile. Tampoco ha habido tantos militares y armamento desfilando. De hecho, ha sido el desfile más austero en años.

Esa es la primera clave para entender las celebraciones: la austeridad. El mensaje de Putin es que todo el esfuerzo debe estar en el frente: "Putin está dando la señal de que todo el esfuerzo es para el frente. que no es un momento para festejar, está en un momento trascendente de la historia de Rusia y que todo lo que sea fasto, celebración y un dispendio que no sea estrictamente ganar la guerra, debe estar reducido", aseguraba en 'Al Rojo Vivo', Guillermo Pulido, de la 'Revista Ejércitos'.

La segunda clave del desfile ha sido la seguridad. La plaza Roja, blindada. No ha habido ni exhibición de aviones: "La explicación de esa falta del componente aéreo en el desfile tiene que ver con el hecho de que ese espacio aéreo si está ocupado por aviones y helicópteros, también podía estar ocupado por drones o por algún otro material aéreo que pudiera utilizar quien quisiera en ese momento crear algún problema de seguridad", explicaba el experto en seguridad Jesús Núñez.

Tercera clave del desfile: los invitados. Putin no estaba solo. Le acompañaban los líderes de siete antiguas repúblicas soviéticas. Proyección de poder en la región más allá del mundo real: "Aunque tengamos a estos líderes de la órbita soviética, como el líder armenio o el kazajo, eso no implica que las relaciones estén bien. Aunque se intente proyectar unidad en torno al círculo de Putin", señalaba Eduardo Saldaña, analista de 'El Orden Mundial'.

La cuarta clave es la victimización. Putin ha presentado a Rusia como víctima de una conspiración occidental: "Ya que no puede jugar la baza de la victoria, juega la baza de víctima. La lleva ensayando desde hace tiempo y es una auténtico maestro en eso, poniendo a Rusia como la víctima propiciatoria de una conspiración internacional que lo que busca es nada menos que eliminar al país más grande del mundo, afirmaba Núñez.

"Eliminar a Rusia". El supuesto peligro de la desintegración del país es la quinta clave: "Esto es algo que asusta a los rusos por el recuerdo de la disolución de la Unión Soviética. Revivir ese momento no es algo que ningún ruso quiera, por eso esa idea sí que ha calado, por eso hay cierto apoyo tácito a los postulados del oficialismo ruso, pese al desacuerdo en otros temas con el oficialismo", explicaba Alex Bustos, corresponsal en Moscú.

La última clave es la mentira de la lucha contra el nazismo. Ese paralelismo entre la victoria de la URRS de Stalin en el 45 y la de la Rusia de Putin en Ucrania ahora. Para Putin, los ucranianos de hoy son los alemanes de entonces, y Zelenski un nuevo Hitler.