"Nadie fuera de Facebook sabe lo que ocurre dentro". Así ha querido denunciar Frances Haugen el funcionamiento de la compañía ante el Parlamento Europeo. Quizá su nombre no te suene, pero esta extrabajadora de Facebook ha puesto patas arriba la empresa de Mark Zuckerberg: "Facebook se ha convertido en una compañía de un billón de dólares a cambio de nuestra seguridad y la seguridad de nuestros hijos. [...] Tiene recursos infinitos que podría usar para destruirme".

A raíz de su declaración, Rodrigo Blázquez, periodista y presentador de laSexta Noche, analiza las claves más importantes de esta cuestión para entender por qué esta siendo el peor otoño en la historia de Facebook. Se ha sabido que la red social fomenta la crispación. Un ejemplo: en 2018, cambió su algoritmo para facilitar las interacciones entre los usuarios. Desde entonces, los contenidos sensacionalistas y los mensajes de odio tuvieron un camino más sencillo para viralizarse.

Cuando el propio Zuckerberg se enteró de lo que estaba pasando, ¿qué decidió hacer? Nada. El segundo peligro de las redes se centra en Instagram: Según un informe interno de la propia compañía, empeora los problemas de salud mental, como la depresión o la ansiedad, a una de cada tres mujeres adolescentes. Es decir, también sabían lo que ocurría y tenían informes internos al respecto. Y también decidieron callarse.

La tercera práctica nada edificante de esta red social: Facebook no ha luchado lo suficiente contra la delincuencia. Miles de empleados han denunciado que la red social es una plataforma que usan los cárteles de droga o incluso los traficantes de personas. Existen alertas incluso sobre la venta de órganos. De nuevo, sus propios documentos internos demuestran que la empresa no ha hecho todo lo que está en su mano para cortar de raíz este problema.

El cuarto punto es el que más se conoce: los bulos y la desinformación. En plena pandemia, los trabajadores de Facebook denunciaron que la red social ni detectaba ni advertía sobre los comentarios de los antivacunas. Pidieron más recursos para afrontar el problema y los directivos lo rechazaron. Todo esto se ha conocido gracias al periódico 'The Wall Street Journal'. Ahora sólo queda saber si el cambio de nombre trae también un cambio de actitud.