Nayib Bukele lleva cuatro años en el poder desafiando las reglas y generando polémicas en El Salvador. La primera clave de su mandato fue encontrar un resquicio legal para buscar la reelección, prohibida por la constitución. Pero es su estrategia para combatir a las maras lo que ha levantado más críticas. La conocida macrocárcel donde los pandilleros son trasladados esposados ha sido cuestionada por posibles violaciones de derechos humanos.
Para defenderse de esas críticas, Bukele ha destacado la reducción drástica de la violencia, logrando un año sin asesinatos. Sin embargo, la oposición ha denunciado detenciones sin juicio basadas en denuncias anónimas y el encarcelamiento de 75.000 personas en dos años.
La segunda gran polémica fue la adopción del bitcoin como moneda oficial en 2021, una movida arriesgada que acumula pérdidas del 37%, según expertos. Bukele lo niega. Además, su enfoque contra la corrupción incluye la construcción de una megacárcel exclusiva para corruptos, un gesto que la oposición ve como una amenaza a la democracia.
Las encuestas indican que Bukele arrasará en las elecciones a pesar de las críticas. ¿Será la aceptación de sus métodos el precio que El Salvador está dispuesto a pagar por la seguridad y el cambio? Este domingo, el país decide su destino entre la popularidad y la polémica que rodea a su presidente.