El dinero es un factor diferencial en la pandemia de coronavirus. Aquellos países que menos tienen sufren durante las últimas semanas de una falta gravísima de suministro de oxígeno para los pacientes más críticos, algo que también se debe a la poca o nula infraestructura con la que cuentan.

El oxígeno medicinal llega a través de fábricas de separación de aire que cogen, purifican, enfrían y separan el aire del resto de gases. Ese aire, en forma líquida, se transporta en camiones.

Los centros sanitarios guardan este oxígeno en grandes congeladores y se distribuye por un sistema de tuberías para llegar hasta las camas de los pacientes. Esto pasa en los países desarrollados, pero el panorama en los países con menos recursos es bien distinto.

Allí, cuentan con concentradores de oxígeno que precisa de una corriente continua de electricidad o con botellas, un método que se ha encarecido en lugares concretos.

Para hacernos una idea, un metro cúbico de oxígeno cuesta un euro en España; en India, esa cifra se dispara hasta lo 57 euros. Cuidar a un paciente durante 24 horas puede costar en India de 800 a 2.400 euros dependiendo de las necesidades de dicho paciente.