Hace ocho años, Rusia y Ucrania firmaron unos acuerdos de paz conocidos como los "acuerdos de Minsk". En las reuniones se utilizó el formato del 'cuarteto de Normandía', que reunía a cuatro presidentes: los dos implicados en el conflicto, Putin por parte de Rusia y Poroshenko por parte de Ucrania. Junto a ellos dos pesos pesados de la Unión Europea: la canciller Alemana Angela Merkel y el presidente francés François Hollande. El objetivo era lograr el alto al fuego y la paz en Ucrania tras la invasión rusa de Crimea y el levantamiento de rebeldes prorrusos en las regiones de Donetsk y Lugansk.

Fueron 17 horas de reunión hasta que finalmente se llegó a un acuerdo. Merkel y Hollande, fueron los primeros en llegar a Bielorrusia. Putin, el último. En su llegada a la reunión fue escoltado por Lukashenko, el presidente bielorruso. Al entrar a la sala de reuniones, Merkel tomó el mando y fue ella quién tras unas breves palabras forzó el apretón de manos entre Putin y Poroshenko. La cara del presidente ucraniano no podía ser más seria. Tensión y frialdad para arrancar la reunión.

La reunión era la última oportunidad para evitar una guerra en Europa y la escenografía era clara. Rusia y Ucrania frente a frente con la intermediación del eje franco-alemán. Visualmente eso es lo que se transmitió. Putin y Poroshenko mirándose a la cara con Merkel y Hollande compartiendo asiento.

Las cámaras salieron de la sala de reuniones en el Palacio de la Independencia de Minsk y comenzó la primera reunión. Encima de la mesa una idea: crear una zona desmilitarizada entre los ejércitos de Ucrania y Rusia en el Dombás. El problema: decidir hasta donde llegaban las fronteras de cada país. La reunión duró 17 horas. Medio millar de periodistas cubrieron la cumbre.

Una noche entera sin dormir para los cuatro presidentes aunque había uno que jugaba con ventaja: Vladimir Putin. Testigos de aquellas conversaciones aseguran que el gobierno bielorruso reservó una habitación en el palacio donde estaban reunidos para que Putin pudiese descansar. De tal manera que cuando necesitaba relajarse, se levantaba de la mesa con alguna excusa. Salía de la sala y tras unos pocos pasos entraba en una habitación donde dormir unos minutos.

Bielorrusia aseguraba ser neutral pero le dio privilegios a Putin. Putin se mostró fresco durante toda la negociación. Frente a él, Poroshenko acumulaba dos noches sin dormir. Tras 17 horas se llegó al acuerdo. El presidente ruso fue el encargado de anunciarlo. Putin sonreía. No podía ocultar su felicidad. Merkel y Hollande también. El único triste era Poroshenko que llegó a decir que le habían presentado "condiciones inaceptables". El acuerdo recogía que ambos ejércitos debían retroceder sus posiciones y que Ucrania cambiaría su constitución para dar mayor independencia a Lugansk y Donetsk. Solo cuatro meses después de firmar los acuerdos las armas volvieron a sonar en el Dombás en una guerra que ha llegado a nuestros días.