El 8 de diciembre, el buque mercante 'Tocanao' perdió seis contenedores frente a las costas portuguesas, desencadenando una catástrofe medioambiental. Cinco días después, el 13 de diciembre, los primeros pellets de plástico llegaron a las playas gallegas, activando la alerta del 112. La Xunta de Galicia, que ya estaba informada el 21 de diciembre según una carta oficial, alega desconocimiento.
En un mes crucial, entre el 13 de diciembre y el 5 de enero, se suceden informes y comunicados. El 20 de diciembre se confirma que los pellets provienen del 'Tocanao', mientras el Gobierno central informa nuevamente a la Xunta. Entre el 21 y el 27, tres informes adicionales llegan a manos de la Xunta, que, a pesar de la gravedad, no toma medidas, acumulando 19 días de inacción.
El 4 de enero, el Gobierno gallego, finalmente, concreta la magnitud del desastre: mil sacos de 25 kilos cada uno flotan en el mar. Al día siguiente, 28 días después del vertido, se activa el Plan de Contaminación Marina. Ante la falta de respuesta, la Fiscalía ha iniciado este lunes una investigación para esclarecer lo ocurrido.
Este martes, finalmente, Alfonso Rueda ha elevado la alerta al nivel 2, acentuando la crisis y generando más preguntas que respuestas ya que se resistió a elevarlo del 1. Lo hizo este martes porque hasta Asturias elevó el nivel de su plan de anticontaminación marina.
La 'francoesfera'
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Una cortina de humo El Partido Popular y otras formaciones de la derecha se oponen sistemáticamente a las iniciativas de memoria democrática. En lugar de apoyar las medidas para reparar a las víctimas del franquismo, argumentan que recordar el pasado es innecesario y distrae de los problemas actuales.