Críticas sin filtro
La comparecencia de Sánchez se sale de control: siete horas de reproches cruzados sobre corrupción, vivienda y sanidad
La otra cara Mientras Sánchez intentaba defender su gestión, los partidos rivales aprovecharon para mostrar todos los problemas que preocupan a los ciudadanos y criticar la falta de soluciones concretas.

Lo que estaba previsto como un repaso a las últimas cumbres internacionales en el Congreso se ha convertido en un 'mini-debate sobre el estado de la nación'. Corrupción, vivienda, sanidad y hasta mociones de censura han terminado copando la sesión, que se ha extendido por casi siete horas.
El debate sobre el estado de la nación no se celebra desde 2022. Desde 2015, era una cita anual obligatoria, pero en esta legislatura Pedro Sánchez no había convocado ninguno, a pesar de que figuraba en el Plan de Acción por la Democracia 2024. Hoy, por fin, se ha visto algo cercano a esa tradición, aunque de manera improvisada.
Nada más empezar, Sánchez defendió su gestión asegurando que "no ha habido en la historia de la democracia un gobierno tan parlamentario". La réplica de la oposición fue inmediata y directa. Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, criticó duramente al presidente, insinuando que hace falta "tener la cara de cemento armado" para sostener ciertos argumentos del Ejecutivo. Míriam Nogueras, de JxCat, fue aún más directa y lo tachó de "hipócrita", mientras Gabriel Rufián, de ERC, recordó con sarcasmo que conoce "perfectamente lo que es el PSOE".
Sanidad, vivienda y carcajadas en el hemiciclo
Históricamente, los debates sobre el estado de la nación repasan economía, empleo, prestaciones sociales, financiación… y por supuesto, sanidad y vivienda. Hoy, la ministra de Vivienda se quedó con la boca abierta: aunque Esquerra y Sumar le reprocharon la crisis de la vivienda, fue el PP quien más duro le dio, provocando risas entre los ministros y los socios parlamentarios.
Normalmente también se abordan pensiones, cambio climático, política exterior e inmigración. Y como de costumbre, no faltaron los bulos… muchos de ellos de la mano de Santiago Abascal: "Han llenado el país de inmigración ilegal, siguen regalando la tarjeta sanitaria… están trayendo a millones de inmigrantes prometiéndoles una paguita y sanidad gratis. España necesita deportar a todos los extranjeros que, aun residiendo legalmente, cometan delitos o traten de imponer religiones fanáticas. Necesitamos la remigración de todos los que vinieron y se niegan a trabajar, viviendo de ayudas sociales".
Tampoco hay debate de este tipo sin peticiones de elecciones. Hubo demandas de generales y autonómicas, apareció la moción de censura e incluso hubo reparto de carteras. Todo fue un cachondeo: la bancada del Gobierno apuntaba a Abascal, él le decía a Feijóo que dejara de repartir, y Sánchez miraba al PP como diciendo "a ver si el vicepresidente va a acabar siendo él". Y todo, a carcajada limpia.
Y esto en casi siete horas de sesión, que arrancó recordando cumbres internacionales y terminó repasando corrupción, vivienda, sanidad y mucho espectáculo parlamentario.
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