Las grandes rutas comerciales se enfrentan a una tormenta perfecta que podría desencadenar un colapso global. En primer lugar, la piratería en el estrecho de Malaca ha alcanzado niveles alarmantes. En 2023, 105 buques fueron abordados, y cuatro más secuestrados, generando pérdidas millonarias y un aumento en la inseguridad marítima. Este estrecho, crucial para el comercio chino con Europa, ahora es un caldo de cultivo para la acción pirata.

Si los barcos chinos logran sortear este peligro inicial, se topan con el estrecho de Bab-el-Mandeb, donde los hutíes amenazan con ataques. Esto ha llevado a la evasión masiva de embarcaciones, paralizando efectivamente el Canal de Suez. La conexión vital entre el Mar Rojo y el Mediterráneo está casi intransitable, obligando a los buques a rodear África por el cabo de Buena Esperanza y triplicando los costos de transporte.

En la otra punta del mundo, el Canal de Panamá se encuentra con su propia crisis de tráfico debido a problemas de agua, ralentizando el paso de buques a la mitad. Esto obliga a los barcos a esperar durante meses su turno o a emprender la arriesgada travesía por el Cabo de Hornos, aumentando aún más los costos y generando un efecto dominó en el comercio global.

Las principales rutas comerciales, como la que une Asia y Europa, se encuentran al borde del colapso. El Canal de Suez, el Canal de Panamá y otros 'choke points' (puntos fundamentales) están en crisis, amenazando con desestabilizar la economía mundial. El día a día de los consumidores pende de un hilo, y es urgente abordar esta situación para evitar un caos logístico que afectaría a todos.