El 28 de mayo marcó el inicio de la intrincada relación entre el PSOE y Bildu en Navarra. Tras las elecciones autonómicas y municipales, el PSOE necesitaba el apoyo de Bildu para gobernar en Navarra y Bildu necesitaba su apoyo en el Ayuntamiento de Pamplona, pero la negociación no fue equitativa. Bildu cedió, pero el PSOE no cumplió públicamente con su parte. Apoyar a Bildu era arriesgado, y la campaña electoral se complicaba, pero Pedro Sánchez necesitaba esos seis votos para ser presidente, y Bildu se los prometió solo dos días después de las elecciones.

Con Sánchez investido, la cronología toma un giro inesperado. El PSN, ahora liderado por Marina Curiel tras la partida de Elma Saiz, critica la incapacidad de UPN para aprobar presupuestos en Pamplona. La nueva ministra Saiz, antes crítica de Bildu, se convierte en pieza clave de la negociación. El pacto, en palabras de los líderes de UPN, estaba escrito hace meses, y finalmente se hizo público solo un mes después del 'sí' de Bildu en el Congreso y el 'sí' del PSOE en Pamplona.

En el mes de octubre, el PSN sorprendió al facilitar que EH Bildu presida la Federación Navarra de Municipios y Concejos. Mientras el PSN critica la falta de presupuestos en Pamplona, el pacto entre PSOE y Bildu deja preguntas abiertas sobre qué fue primero: ¿el argumento o el pacto? La nueva ministra y excandidata socialista Saiz, ahora en Madrid, se encuentra en el epicentro de esta trama política que desafía la percepción tradicional de las alianzas partidistas.