La victoria del Athletic Club en la final ha sumido a miles de votantes vascos en una desconexión política mientras celebran el triunfo del equipo. Se estima que alrededor de 70.000 aficionados viajaron a Sevilla para presenciar el partido, y la fiesta continúa hasta al menos el jueves con la tradicional salida de la gabarra, un evento que no se veía desde 1984 y que atraerá a multitudes. Esta celebración ha desviado la atención de la campaña electoral, dejando a los candidatos luchando por destacar en un contexto de entusiasmo deportivo.

La situación plantea interrogantes sobre el impacto electoral, especialmente en provincia de Álava, clave en la distribución de escaños en Euskadi. A diferencia de otras regiones, los escaños se reparten por igual entre las tres provincias (25 escaños), independientemente de la población, con Álava siendo la provincia menos poblada, pero también un campo de batalla político, su voto tiene un peso significativo en el resultado final.

Según el CIS vasco, en Vizcaya el PNV se perfila como ganador, mientras que en Gipuzkoa Bildu lidera las preferencias. Sin embargo, en Álava se vislumbra un empate, lo que convierte a esta provincia en el punto focal de la contienda. Con una población menos nacionalista, pero más inclinada hacia la izquierda, el voto en Álava es impredecible y podría inclinar la balanza hacia cualquier lado.

Aunque no existen estudios específicos sobre el impacto electoral de las victorias deportivas, un estudio realizado en Estados Unidos en 2010 surgió que estas podían beneficiar al partido gobernante. Sin embargo, el momento óptimo sería alrededor de 10 días antes de las elecciones, cuando aún hay un número significativo de votantes indecisos.